Trump insiste en teorías antivacunas; silencio en su equipo de salud

Robert F. Kennedy Jr., secretario de Salud y figura clave en la administración Trump, permaneció en silencio mientras su jefe desafiaba abiertamente los protocolos médicos establecidos. "No tomen Tylenol, simplemente no lo tomen a menos que sea absolutamente necesario", advirtió Trump, vinculando sin fundamento el analgésico con casos de autismo.
Los detalles más polémicos incluyen:
Esta no es la primera vez que Trump aborda el tema. Su interés data de 2007, cuando organizó un evento benéfico con Autism Speaks en Mar-a-Lago. Incluso entonces, compartió su teoría personal sobre las vacunas, revelando que él y Melania habían modificado el calendario de inmunización de su hijo Barron.
Expertos como David Mandell, de la Universidad de Pensilvania, recuerdan que para 2007 ya existían "estudios epidemiológicos amplios y buenos que no mostraban ningún vínculo" entre vacunas y autismo. Sin embargo, Trump ha mantenido su postura durante años, mencionándola en campañas electorales y redes sociales.
El trasfondo político no pasa desapercibido. Analistas sugieren que el movimiento Make America Healthy Again de Kennedy fue crucial para la reelección de Trump en 2020. Craig Snyder, lobista vinculado a organizaciones de autismo, afirma que este discurso cumple una promesa clave para su base electoral.
Mientras algunas familias afectadas por el autismo celebraron la atención presidencial, otras voces dentro de la comunidad científica expresaron decepción. Alison Singer, fundadora de la Fundación para la Ciencia del Autismo, lamentó que el evento se centrara en "lo que piensa y siente" Trump, en lugar de presentar evidencia científica sólida.
Las estadísticas oficiales muestran un aumento en diagnósticos de autismo - de 1 en 150 niños en 2007 a 1 en 31 actualmente - pero los expertos atribuyen este cambio principalmente a mejores métodos de detección, no a factores externos como medicamentos o vacunas.