La tierra, el alma misma del campo, se ve envuelta en un drama desgarrador. Cada vez más hectáreas agrícolas están siendo arrendadas, un síntoma de la angustiosa situación que enfrentan los propietarios, incapaces de trabajar la tierra debido a la falta de capital.
En esta lucha por sobrevivir, muchos productores se ven obligados a tomar decisiones desgarradoras: dejar sus tierras en manos de terceros para pagar deudas que amenazan con ahogarlos. Es una batalla donde el futuro de la agricultura está en juego, donde los sueños de generaciones de labradores penden de un hilo.
Los líderes del sector agrícola levantan la voz, denunciando un abandono progresivo del campo. Antes, la tierra era cultivada con orgullo, cada cosecha una victoria. Ahora, el desencanto se cierne sobre los campos, mientras la agricultura extensiva del norte de México es relegada en favor de cosechas más modestas en el sur del país.
Luis Cruz Carrillo, presidente de la Unión de Crédito Agrícola del Yaqui (UCAY), advierte sobre un futuro sombrío. Incluso para aquellos que arriendan la tierra, la rentabilidad se desvanece ante la falta de financiamiento y los precios desfavorables. La desaparición de organismos como la Financiera Nacional de Desarrollo (FND) ha dejado al sector desamparado, con productores al borde del abismo financiero.
El campo agrícola de México enfrenta una encrucijada. ¿Será este el fin de una era, el adiós a la tierra que ha alimentado al país durante generaciones? Es hora de actuar, de encontrar soluciones antes de que sea demasiado tarde. La tierra, nuestra madre, nos necesita más que nunca.