La devastadora sequía que afecta a México ha causado estragos en la ganadería, especialmente en cuatro estados donde más de 156 mil cabezas de ganado han perecido o sido sacrificadas debido a la escasez de agua y alimento. Entre las regiones más golpeadas se encuentran Chihuahua, Sonora, Tamaulipas, Aguascalientes, Jalisco, Durango y Veracruz, donde los ganaderos se han visto obligados a reducir sus hatos, cerrar ranchos o incluso emigrar hacia Estados Unidos en busca de condiciones más favorables.
Los productores de ganado están clamando por un respaldo urgente de los gobiernos, ya que a pesar de contribuir con un 2.3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, se han perdido los programas de apoyo crucialmente necesarios. Estos programas solían incluir la construcción y rehabilitación de bordos de abrevadero, que son vitales para almacenar agua de lluvia y así proporcionar el suministro necesario para los animales durante períodos de sequía.
La situación actual refleja no solo una crisis inmediata para los ganaderos y sus animales, sino también un riesgo para la seguridad alimentaria y económica de la región. Es fundamental que se implementen medidas de apoyo efectivas y urgentes para mitigar los impactos devastadores de la sequía en la ganadería y garantizar la supervivencia de esta importante industria.