Las relaciones diplomáticas entre México, Estados Unidos y Canadá han estado en el ojo del huracán en las últimas semanas. El presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido popularmente como AMLO, ha dado un giro inesperado a la situación, aclarando que la pausa en las relaciones diplomáticas no afecta la relación con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, sino que se limita a las embajadas de ambos países en México.
En su conferencia mañanera del miércoles, AMLO explicó que la decisión de poner en pausa las relaciones con las embajadas se debe a la injerencia de los diplomáticos estadounidenses y canadienses en asuntos internos de México. "No les corresponde opinar sobre temas que competen exclusivamente a los mexicanos", sentenció.
El punto de fricción que encendió la mecha de la controversia fue la crítica del embajador estadounidense Ken Salazar a la elección directa de jueces en México, argumentando que representa un riesgo para la democracia y la integración económica de la región. AMLO respondió contundentemente, señalando que la verdadera democracia radica en la participación del pueblo y que no se debe permitir la intromisión de las cúpulas del poder económico y político en el proceso.
La polémica se remonta al 27 de agosto, cuando AMLO anunció la pausa en las relaciones con las embajadas, exigiendo una disculpa por las declaraciones de los diplomáticos y un reconocimiento a la soberanía de México en sus decisiones internas. El panorama actual deja en claro que, a pesar de la tensión, la relación con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá continúa, aunque con un nuevo matiz: la exigencia de respeto a la soberanía mexicana por parte de sus embajadores.