Un derrumbe en la zona sepultó varias viviendas, atrapando a numerosas familias bajo los escombros. Las imágenes del desastre, difundidas rápidamente por los medios de comunicación, mostraban el alcance de la tragedia: viviendas reducidas a escombros, el polvo flotando en el aire y el trabajo incesante de los rescatistas.
Las labores de rescate, que se extendieron por varios días, fueron una carrera contra reloj para salvar vidas. Equipos especializados, incluyendo perros entrenados, se unieron a la búsqueda desesperada entre los escombros. La esperanza se mantuvo viva hasta el lunes 16 de septiembre, cuando se confirmó la recuperación de nueve cadáveres. La tragedia cobró la vida de una bebé de tres meses, fallecida el mismo día del derrumbe. No se ha especificado si la bebé está incluida en el conteo de los nueve cuerpos recuperados, según el informe de Protección Civil.
A pesar de la tragedia, la historia también está llena de esperanza y valentía. Las labores de rescate lograron salvar a tres personas con vida, dando un rayo de luz en medio del dolor y la incertidumbre. La Coordinadora Nacional de Protección Civil (CNPC) informó que las operaciones de rescate han concluido y que los esfuerzos ahora se centran en la recuperación de los cuerpos y el apoyo a los sobrevivientes.
En respuesta al desastre, las autoridades federales y locales se movilizaron de inmediato. Se establecieron cuatro refugios temporales para alojar a las 132 personas afectadas, brindando apoyo y asistencia a quienes lo necesitan. 584 elementos de las Fuerzas Armadas y otras instituciones colaboran en la gestión de la emergencia y el apoyo a los damnificados.