Su compromiso con la justicia social se traduce en una promesa de gobernar para todos, priorizando a los más desfavorecidos, especialmente a las comunidades indígenas que a menudo sufren las consecuencias de políticas económicas y sociales adversas.
Un pasado de marginalización y despojo
A lo largo de su historia, los pueblos indígenas de México han experimentado diversas formas de afectación, comenzando con la desigualdad económica. Muchas comunidades viven en condiciones de pobreza extrema, con acceso limitado a recursos básicos como educación, salud y oportunidades laborales. Esta situación perpetúa un ciclo de marginalización que limita su desarrollo y bienestar.
El despojo territorial es otra problemática grave. Las comunidades indígenas han perdido sus tierras debido a proyectos industriales, agrícolas e infraestructurales, generando conflictos por el acceso a la tierra y erosionando sus modos de vida tradicionales. Este despojo no solo afecta su autosuficiencia, sino que también socava su cultura e identidad.
La discriminación y el racismo también han dejado una profunda huella en la vida cotidiana de los pueblos indígenas. Frecuentemente se enfrentan a actitudes negativas y obstáculos para acceder a servicios públicos, limitando su participación en la vida política y social del país. Esta exclusión contribuye a un sentimiento de invisibilidad y despojo de sus derechos.
La globalización ha exacerbado la amenaza a la preservación de las lenguas y tradiciones indígenas, con muchas lenguas en peligro de extinción. La violencia y los conflictos, incluyendo aquellos relacionados con el narcotráfico, han generado un clima de inseguridad que provoca el desplazamiento forzado de comunidades enteras.
Un camino hacia la inclusión y la justicia
Andrés Manuel López Obrador (AMLO), durante su mandato, ha implementado estrategias para apoyar a los pueblos indígenas en México, incluyendo la expansión de programas sociales dirigidos a estas comunidades, ofreciendo becas educativas, apoyo para el desarrollo rural y servicios de salud. Estas iniciativas buscan mejorar las condiciones de vida y fomentar la inclusión social, abordando las desigualdades históricas que enfrentan.
El gobierno ha hecho hincapié en el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas, promoviendo su autonomía y derecho a la autodeterminación. Esto se traduce en políticas que fortalecen sus sistemas de gobierno y participación en la toma de decisiones, garantizando que sus voces sean escuchadas en el ámbito político. Además, se han promovido proyectos de desarrollo sostenible que priorizan las formas tradicionales de producción y la conservación del medio ambiente, apoyando iniciativas de ecoturismo y agricultura orgánica.
La preservación cultural también ha sido una prioridad, con un enfoque en revitalizar lenguas en peligro de extinción y fomentar la difusión de tradiciones indígenas. A través de su vínculo con movimientos sociales que defienden los derechos indígenas, AMLO ha aumentado la visibilidad y representación de estas comunidades, reflejando su compromiso con el bienestar y el reconocimiento de los pueblos indígenas en México.
El futuro de las lenguas indígenas
En México, existen 68 pueblos indígenas y más de 364 variantes lingüísticas. Sin embargo, muchas de estas lenguas están en peligro de extinción. Según datos del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), aproximadamente 80 lenguas indígenas se consideran en riesgo, algunas de las cuales tienen muy pocos hablantes.
Entre las lenguas en peligro de extinción se encuentran:
- Tzeltal y Tzotzil: Aunque tienen un número significativo de hablantes, enfrentan desafíos de transmisión intergeneracional.
- Mixteco y Zapoteco: Estas lenguas tienen múltiples variantes, y algunas de ellas están en grave peligro.
- Ayapaneco: Se ha documentado que solo quedan unos pocos hablantes, lo que la coloca en una situación crítica.
- Huave y Kik'apan: También están en riesgo, con un número reducido de hablantes.