Decenas de personas, desafiando los elementos, se congregaron para despedir al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su último día en Palacio Nacional. El mandatario, rodeado de porras y admiración, abordó una camioneta blanca, seguido por el emblemático Jetta que lo acompañó a lo largo de su mandato, para dirigirse a su departamento en Tlalpan.
"¡Presidente, presidente!", resonaba en el aire mientras el mandatario se asomaba por la ventanilla, lanzando besos y levantando los brazos en señal de agradecimiento. La escena transmitía la conexión que López Obrador ha mantenido con sus seguidores durante su sexenio.
La salida del presidente se produjo exactamente a las 5:38 pm, tal como lo había anunciado en una reunión previa con medios de comunicación. Este acto de despedida marcó el cierre de casi seis años de gobierno en un Palacio Nacional que se convirtió en su hogar y centro de trabajo. Su decisión de transformar la antigua residencia oficial en un centro cultural, abriendo sus puertas al público, contrastó con la tradición de sus predecesores que residían en Los Pinos.
Su enfoque en la transparencia y la cercanía con la ciudadanía definió su estilo de liderazgo, dejando una huella distintiva en la historia política del país. López Obrador pasó su última velada en Palacio Nacional, para luego regresar a su casa en Tlalpan. Mañana, participará en la ceremonia de entrega de la banda presidencial a su sucesora, Claudia Sheinbaum, en la Cámara de Diputados, simbolizando la transición de poder.
La despedida de López Obrador representa un momento significativo en la política mexicana. Su estilo de gobernar y la conexión emocional que logró con muchos ciudadanos, marcaron un ciclo que será analizado y debatido en los años venideros.