La madrugada de hoy, el silencio del Hospital General Gonzalo Río Arronte en Atlixco, Puebla, se vio interrumpido por un infierno de balas. Un comando armado, con la determinación de ejecutar a un paciente, irrumpió en el nosocomio, desencadenando un escenario de violencia que dejó a la ciudad conmocionada.
Juan Carlos "N", internado el día anterior por una herida de bala, se convirtió en el objetivo de los agresores. Las fuentes extraoficiales apuntan a que recibió hasta 30 disparos en la cama 25, donde supuestamente se encontraba recuperándose. La brutalidad del ataque es tan asombrosa como la aparente impunidad con la que los atacantes lograron ingresar al hospital.
El intento de ejecución no fue un éxito. Los agentes de la policía municipal de Atlixco, alertados por el reporte de hombres armados, se encontraron cara a cara con el comando. El enfrentamiento fue brutal, dejando un saldo trágico. Dos policías, un hombre y una mujer, perdieron la vida en cumplimiento de su deber, y un guardia de seguridad resultó herido.
El hospital y sus inmediaciones permanecen acordonados mientras la Fiscalía General del Estado busca respuestas. El silencio del hospital ahora se llena con el eco de las balas y la pregunta que retumba en la mente de todos: ¿Cómo fue posible que un comando armado irrumpiera en un hospital con la intención de ejecutar a un paciente?