El Instituto Nacional de Migración (INM) reportó dos operativos de rescate en Piedras Negras, Coahuila, en la zona del río Bravo, también conocido como río Grande en Estados Unidos. Seis migrantes centroamericanos, incluyendo dos menores, fueron rescatados de situaciones de riesgo extremo.
En el primer operativo, el Grupo Beta del INM localizó a cinco migrantes varados en un islote. Entre ellos se encontraban dos mujeres de Nicaragua, una mujer de Honduras y dos menores hondureños. Imaginen la angustia, la incertidumbre, el frío y la soledad en medio de esa inmensidad acuática.
El segundo rescate fue igualmente conmovedor. En la zona conocida como Isla del Mundo, se encontró a un migrante nicaragüense con discapacidad motriz. “La persona fue auxiliada al presentar signos de hipotermia y trasladada por una ambulancia de la Cruz Roja a un hospital para su valoración médica”, señala el comunicado del INM. La hipotermia, una amenaza real y silenciosa para quienes se aventuran a cruzar el río en condiciones climáticas adversas.
Estos eventos ocurren en un contexto complejo, marcado por las tensiones migratorias entre México y Estados Unidos. Mientras el gobierno mexicano reporta una reducción en el flujo migratorio, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), las cifras oficiales muestran un incremento significativo en el número de migrantes irregulares detectados en el país durante los primeros ocho meses del año. De enero a agosto se detectaron más de 925 mil migrantes irregulares, un aumento interanual de casi el 132 por ciento, según la Unidad de Política Migratoria del Gobierno. Una realidad compleja, con estadísticas que pintan un panorama de gran magnitud.
Los detalles de cada rescate, la valentía de los equipos de rescate, y el trasfondo político-social de esta situación, conforman una narrativa multifacética. Una narrativa que nos recuerda la fragilidad humana y la necesidad de buscar soluciones más humanitarias a un problema que afecta a miles.