En este caso, la tragedia se esconde tras la fachada de aparente normalidad.
El departamento 404, un espacio que alguna vez albergó una familia, se convirtió en el escenario de una terrible historia. Cristian, un niño de tan solo seis años, falleció el 30 de diciembre pasado a causa de desnutrición severa. Su cuerpo, según los reportes médicos, mostraba una imagen desgarradora: piel pegada a los huesos y labios morados, evidenciando un largo periodo de sufrimiento.
Su madre, Olga I, una mujer de origen ruso, llamó a emergencias ese fatídico día. Pero su llamado no fue una solicitud de ayuda, sino la notificación de una tragedia ya consumada. Los paramédicos y policías que respondieron al llamado encontraron a Cristian en agonía. A pesar de su traslado inmediato al hospital, el pequeño no sobrevivió.
“Es una crueldad impresionante, un reflejo del mundo en el que vivimos”, comentó un vecino al describir la situación. Los detalles que emergen son desgarradores. Según los testimonios, Olga trabajaba como escort y el departamento carecía de servicios básicos como luz y agua, cortados por falta de pago de la renta. Pero la falta de servicios básicos palidece ante la magnitud del abandono infantil.
La investigación, iniciada por la Fiscalía de la Ciudad de México, se centra en el delito de omisión de auxilio o cuidado. La madre, según indican los vecinos, abandonó el edificio con dos maletas, presuntamente huyendo de las autoridades. La escena, según testigos, era desoladora:
- Un niño desnutrido.
- Un departamento sin servicios básicos.
- Una madre que aparentemente huye.
El silencio del departamento 404 ahora solo es roto por el eco de una vida truncada, dejando una profunda huella de dolor e interrogantes sobre la sociedad en la que vivimos.