El vídeo, difundido a través de X (@Gposiadeoficial), muestra una acalorada disputa entre dos mujeres en la Línea 1 del Metro, mejor conocida como la Línea Rosa, un tramo que actualmente está en remodelación, incrementando la densidad de pasajeros y la tensión por la escasez de asientos.
Las protagonistas son una mujer de aproximadamente 30 años y otra de entre 45 y 50. El conflicto gira alrededor de un asiento preferencial. Las versiones sobre quién inició la confrontación son contradictorias. Algunos testigos en redes señalan que la mujer mayor le pidió el asiento a la más joven, quien se negó, desencadenando la pelea. Otros apuntan a la situación inversa, la joven reclamando el lugar y la mujer mayor respondiendo con agresión.
Lo que sí queda claro en el vídeo de casi un minuto y medio es la intensidad de la pelea. Ambas mujeres se enredan en una disputa física, forcejeando y jalándose el cabello, mientras los demás pasajeros observan pasivamente. En un momento, se ve a un elemento de seguridad uniformado cerca del lugar, pero sin intervenir para separarlas. “¡Siéntate, siéntate, órale ya! Ya te dejé el asiento”, se escucha gritar a la mujer mayor, en medio del caos.
Las reacciones en redes sociales fueron diversas. Algunos usuarios lamentaron la falta de intervención del personal de seguridad, mientras otros criticaron la falta de educación y valores cívicos. “El oficial las debe pasar a las dos al juez cívico”, escribió un usuario. Otros comentarios reflexionaban sobre la falta de asientos y la tensión generada por la alta demanda del transporte público.
Es importante destacar que, si bien los asientos preferenciales están destinados a personas de la tercera edad, mujeres embarazadas, personas con discapacidad o con niños pequeños, no existe una sanción penal por usarlos sin cumplir con los criterios establecidos. Sin embargo, el Reglamento del STC Metro promueve el respeto y la consideración hacia estos grupos vulnerables, haciendo hincapié en la cesión voluntaria de los asientos. La pelea misma, por su parte, podría constituir una falta administrativa o incluso un delito, dependiendo de la gravedad de las lesiones o daños causados.