Desesperación migrante: La crisis del asilo en México

El foco de esta inusual agitación se centraba en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Decenas, cientos, quizás miles de migrantes, provenientes principalmente de Venezuela, Cuba y Centroamérica, se habían congregado en las afueras, creando una escena caótica que rápidamente escaló.
Las nuevas medidas implementadas por la administración Trump en Estados Unidos, incluyendo deportaciones masivas, un despliegue militar sin precedentes en la frontera y la eliminación de la aplicación CBP One, habían dejado a estos migrantes en una situación desesperada. Sus esperanzas de llegar al país del norte se desvanecían, obligándolos a replantear sus planes.
“Hay que esperar,” comentó Jaqueline Alfonso, una cubana que lleva dos meses en Tapachula, esperando una respuesta de COMAR. “Yo, particularmente, no vine con ninguna intención de ir a Estados Unidos, yo vine para quedarme en México.” Su testimonio reflejaba el sentir de muchos: la necesidad de establecerse en México, de construir una vida lejos de la incertidumbre que los había llevado hasta ahí.
La situación se agravó por la significativa disminución en las solicitudes de asilo en México durante 2024 (cerca de 79,000, en comparación con las 140,720 de 2023). Este descenso, sumado a la llegada masiva de migrantes buscando alternativas ante las políticas estadounidenses, saturó completamente el sistema de COMAR.
El caos se desató con empujones y gritos. La Guardia Nacional intervino con equipos antidisturbios para controlar la situación. Migrantes como Kevin, de Ecuador, expresaron su frustración: “Sí, son los efectos de Donald Trump y los efectos de las políticas en general. Pienso que los Estados deberían organizarse más.” Su reclamo reflejaba la necesidad de una respuesta más eficiente y humanitaria ante la crisis migratoria.
Al final del día, un elemento de la Guardia Nacional informó a los migrantes que los trámites habían concluido. La orden de retirarse y regresar al día siguiente generó más tensión, con algunos migrantes forcejeando para evitar el desorden. Las imágenes de esa noche quedaron grabadas como un reflejo de la compleja realidad migratoria en la frontera sur de México.