La escena, aparentemente anodina, se tornó rápidamente en un operativo policial inesperado. Cinco agentes de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la CDMX, pertenecientes a los cuadrantes de Quetzal y Santa Cruz, fueron sorprendidos por sus propios compañeros. No se trataba de una persecución dramática ni de una redada compleja; la detención se produjo en plena luz del día, mientras los oficiales, según testigos, se encontraban fumando marihuana.
Pero la situación no se limitaba al consumo de estupefacientes. Durante una inspección rutinaria de sus vehículos, se descubrió algo mucho más grave: varias cajas de medicamentos con etiquetas que los identificaban como procedentes de Tultitlán, Estado de México. La evidencia sugería un robo, un delito que añadía una nueva dimensión a la ya comprometida situación de los agentes.
Al menos tres vehículos pertenecientes a los oficiales involucrados fueron revisados, confirmando la presencia de los medicamentos robados en su interior. Imágenes, filtradas en redes sociales por el periodista Antonio Nieto, muestran cajas con medicamentos amontonadas en el interior de uno de los vehículos. Estas imágenes, que rápidamente se viralizaron, dejaron al descubierto la gravedad de la situación.
Los implicados fueron trasladados al Ministerio Público de la CDMX para iniciar las investigaciones correspondientes. A pesar de la repercusión mediática del suceso, la SSC aún no ha emitido un comunicado oficial, y los nombres de los oficiales detenidos se mantienen bajo reserva, aunque las fotografías de los mismos circulan ampliamente en internet. Las investigaciones continuarán para esclarecer la magnitud del robo y determinar las responsabilidades.
El caso, que inicialmente parecía un simple incidente de consumo de drogas, reveló una red de posibles irregularidades mucho más amplia dentro de la corporación policial. La investigación apenas comienza y las preguntas sobre la posible complicidad y el alcance del robo de medicamentos aún quedan por responder.