Según Airbnb, la nueva norma, que limita la renta de espacios a un 50% de noches al año, fue aprobada sin consultar a todos los involucrados. La compañía sostiene que esta medida no solo perjudica a los anfitriones, sino que tampoco resuelve el problema de escasez de vivienda. Ejemplos en otras ciudades respaldan sus argumentos.
En Nueva York, regulaciones similares incrementaron las rentas a largo plazo y fomentaron un mercado negro. En Barcelona y Edimburgo, los hoteles se beneficiaron a expensas de los anfitriones individuales. Airbnb enfatiza que el impacto recae principalmente en "ciudadanos reales" que dependen de las plataformas para complementar sus ingresos.
El 80% de los anfitriones en la Ciudad de México rentan solo una propiedad, y el 78% no depende de estos ingresos como fuente principal. Además, la empresa destaca que los alojamientos completos destinados a estancias turísticas representan menos del 1% de las viviendas en la Ciudad de México. En contraste, hay unas 280.000 viviendas deshabitadas, lo que evidencia que el problema de vivienda no se debe al alquiler turístico. A pesar del amparo, Airbnb afirma que continuará colaborando con las autoridades para establecer un marco regulatorio justo y equitativo.
La compañía ha contribuido significativamente a la economía local, generando más de 15.000 millones de pesos y apoyando más de 63.000 fuentes de empleo.