Precios de gasolina y canasta básica: ¿Espectáculo o solución?
![like image](/assets/like.webp)
El 10 de febrero, la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ofreció, como es habitual, la sección "Quién es Quién en los Precios". Este segmento, heredero de la administración de Andrés Manuel López Obrador, se centra en señalar públicamente a gasolineras y supermercados con precios considerados excesivos para la gasolina y la canasta básica respectivamente. La presentación, con su iconografía de palomitas y taches, es visualmente llamativa, pero su impacto real es objeto de debate.
El gobierno utiliza la presión pública como mecanismo principal. Se exhiben nombres y ubicaciones de los establecimientos señalados como "infractoras", una estrategia que busca, supuestamente, disciplinar el mercado. Sin embargo, la falta de un análisis profundo de las causas de la disparidad de precios genera dudas. ¿Se trata de prácticas monopólicas, especulación, o simplemente variaciones en los costos de logística y operación?
El monitoreo de la canasta básica, al mostrar solo la diferencia entre el precio más alto y el más bajo, simplifica un panorama complejo. Se omiten factores cruciales como:
“El objetivo de controlar los precios y proteger al consumidor es loable, pero la metodología empleada parece más un espectáculo político que una estrategia económica efectiva”, afirman diversos analistas.
La falta de análisis profundo, la simplicidad de la información y la ausencia de datos contrastados, provenientes únicamente de la fuente que los difunde, generan más interrogantes que respuestas sobre la verdadera efectividad de este programa. La transparencia y la verificación independiente son elementos clave que brillan por su ausencia.
El enfoque en el señalamiento público y la "vergüenza" como mecanismos de control plantea serias dudas sobre la solidez de esta estrategia a largo plazo en un contexto económico que demanda soluciones más complejas y sustentadas en datos verificables.