Cacomixtles envenenados alertan a Azcapotzalco, CDMX
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En la alcaldía Azcapotzalco, se han registrado casos alarmantes: se han encontrado varios cacomixtles envenenados. Estos pequeños mamíferos, con su peculiar cola larga y pelaje distintivo, son habitantes nocturnos que, hasta hace poco, eran más comunes en el sur de la ciudad. Pero su adaptación a la vida urbana los ha llevado a zonas como Ampliación San Pedro Xalpa y la Avenida Ceylán, donde, lamentablemente, se enfrentan a una amenaza inesperada.
La alcaldía ha lanzado una campaña en redes sociales como Facebook y X, difundiendo imágenes y datos curiosos sobre el "amigo nocturno", como lo llaman afectuosamente. El objetivo: desmitificar la percepción errónea que algunos tienen de estos animales, confundiéndolos con plagas. "En Azcapotzalco compartimos nuestro entorno con especies increíbles, como el cacomixtle," se lee en una publicación, "Si ves uno, ¡respétalo y no lo molestes!"
Pero ¿qué sabemos realmente de estos animales? Los cacomixtles, cuyo nombre proviene del náhuatl tlacomiztli (mitad felino), son criaturas solitarias de aproximadamente 1.5 kg de peso y 40 centímetros de altura, sin contar su cola de hasta medio metro, que les sirve para mantener el equilibrio mientras escalan con destreza. Son controladores de plagas naturales, alimentándose de roedores, insectos e incluso frutas y huevos. Su esperanza de vida alcanza los 7 años.
La UNAM destaca la sorprendente capacidad de adaptación de los cacomixtles a la vida urbana: "han encontrado en las ciudades su nicho ecológico", explican, describiendo cómo se desplazan con agilidad entre edificios, cables y techos. Su dieta incluso se ha modificado, encontrando sustento en la basura, restos de comida y hasta alimento para mascotas. Desafortunadamente, en este nuevo entorno, uno de sus principales depredadores es el perro doméstico.
Vecinos de la zona también han expresado su preocupación, alertando sobre los riesgos del uso de veneno para animales, no solo para la fauna, sino también para mascotas y niños. La situación revela la necesidad de una convivencia más armoniosa entre la vida silvestre y la urbana, un desafío que requiere la participación responsable de todos.