Aumentan las solicitudes de asilo en México por políticas migratorias de Trump

El epicentro de este cambio reside en las oficinas de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). Aquí, miles de migrantes, principalmente cubanos, venezolanos y centroamericanos, aguardan pacientemente, a veces durante semanas, para solicitar asilo en México. El incremento, según la Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer ‘Elisa Martínez’, es del 20% con respecto al año anterior, una cifra que refleja la nueva realidad migratoria en la región.
Las razones detrás de este aumento son complejas, pero la sombra del regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos se cierne sobre Tapachula. Sus “duras medidas antimigrantes,” como las describe la Brigada Callejera, han generado un efecto dominó, empujando a muchos a buscar refugio al sur de la frontera.
“El sueño se ha agotado un poco,” confiesa Katerina González, una migrante cubana a la espera de su cita en COMAR el 31 de marzo. Su historia, como la de muchos, es un testimonio de las dificultades que enfrentan. Mientras espera, trabaja en un restaurante, un ejemplo de la resiliencia que caracteriza a estos migrantes que, a pesar de los obstáculos, se aferran a la esperanza de un futuro mejor.
La situación se complica por la saturación en las oficinas de COMAR. Las largas filas a las afueras del edificio son una imagen cotidiana. Un funcionario de la institución, a través de un altavoz, intenta mantener el orden, asignando citas de entrevista: “Les pido que saquen su constancia… vamos a dar cita de entrevista para los que tienen cita para el mes de noviembre…”
Otro migrante cubano, Leonardo, comparte sus dificultades: “Es difícil estar aquí al no tener trabajo… yo creo que sí, Trump fastidió todo…” Su testimonio refleja la frustración y la incertidumbre que experimentan muchos migrantes varados en Tapachula, obligados a adaptarse a una nueva realidad lejos de sus hogares.
Mientras tanto, la vida en Tapachula continúa. Las calles siguen su curso, pero el eco de las esperanzas y las preocupaciones de miles de migrantes resuenan entre sus edificios y plazas, un silencioso testimonio de una crisis migratoria que reconfigura el paisaje social de la ciudad.