Fallece Roberto Servitje, el arquitecto del imperio Bimbo

Su legado trasciende las fronteras de lo corporativo: convirtió una panadería local en un fenómeno global con sello "Hecho en México".

Detrás del icónico osito Bimbo estuvo siempre la visión estratégica de Servitje. Ingresó a la empresa familiar a los 17 años como supervisor de ventas, pero su formación en humanidades en Montreal y su paso por Harvard moldearon un liderazgo único. "No vendemos pan, alimentamos sueños", solía repetir a sus colaboradores, quienes lo llamaban "el primer empleado de Bimbo" por su dedicación obsesiva al detalle.

• 1969: Estudió Desarrollo de Gestión en Harvard
• 1979: Asumió como director general
• 1994-2013: Presidió el Consejo de Administración

Bajo su mando, la empresa pasó de 13 fábricas a un imperio con presencia en 33 países. La expansión hacia Occidente marcó un punto de inflexión: Guadalajara, León y San Luis Potosí se convirtieron en bastiones productivos. Su filosofía combinaba disciplina financiera -era contador de formación- con innovación disruptiva.

En una ironía del destino, horas antes de conocerse su deceso, Grupo Bimbo anunció una inversión histórica de 2,000 millones de dólares para modernizar plantas en siete estados. El plan contempla:

• Actualización tecnológica en 30 fábricas
• Ampliación de flota vehicular
• Enfoque en nutrición accesible

Servitje deja más que un emporio industrial. El 97% de los insumos de Bimbo son mexicanos, según datos corporativos. Esta filosofía de arraigo local con ambición global se convirtió en caso de estudio en escuelas de negocios. Hoy, cada rebanada de pan de caja lleva un pedazo de su visión.

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