Según datos oficiales de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA), al 1 de octubre pasado, México solo había entregado 46.4% del volumen comprometido en el actual ciclo quinquenal del Tratado de Aguas de 1944. Faltan 1,158 millones de metros cúbicos por transferir antes del 24 de octubre, una cifra que equivale a casi tres veces la capacidad total de la Presa La Boquilla en Chihuahua.
"Estamos ante un escenario crítico que podría reavivar tensiones diplomáticas", advierte Alfonso Cortez Lara, investigador de El Colegio de la Frontera Norte. "El tratado permite prórrogas, pero ya no es sostenible seguir acumulando adeudos hídricos".
Las causas del incumplimiento son múltiples:
- Sequías históricas en la cuenca del Río Bravo, donde las presas La Amistad y Falcón operan a 25.1% y 12.3% de capacidad respectivamente
- Falta de acuerdos para reducir el consumo agrícola en Texas
- Rigidez en un tratado firmado hace 81 años que no contempla el cambio climático
La situación ya generó reacciones políticas. En marzo de 2025, el presidente Donald Trump amenazó con
imponer sanciones comerciales si México no cumple, calificando el retraso como
"robo de agua a agricultores texanos". Aunque en abril ambos países anunciaron un acuerdo temporal, los números muestran que no fue suficiente.
Este no es el primer incumplimiento. Históricamente, los ciclos 1992-1997 y 2010-2015 dejaron adeudos superiores a los 1,000 y 263 millones de m³, según investigaciones de la revista IECCMéxico. La diferencia ahora es el contexto climático: 85% de la frontera norte sufre sequía entre moderada y excepcional.
Expertos proponen soluciones basadas en experiencias previas:
- Replicar el modelo del Río Colorado, donde desde 2012 se aplican recortes escalonados y obras de eficiencia financiadas bilateralmente
- Invertir en infraestructura para reducir pérdidas en distritos de riego mexicanos
- Negociar un nuevo marco para aguas subterráneas, ya que solo 1 de 37 acuíferos fronterizos tiene acuerdo binacional
Mientras tanto, agricultores de Chihuahua y Tamaulipas enfrentan restricciones, y ciudades como Tijuana pagan hasta
$13,000 por hectárea-equivalente de agua adicional a distritos de riego. El tiempo apremia, y cada gota cuenta en esta compleja ecuación geopolítica donde la escasez hídrica redefine las reglas del juego.
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