Urge ayuda para Dayana estudiante de la primaria Pestalozzi

Nogales.

La pequeña de 7 años está enferma del riñón y requiere atención médica a la brevedad.
Dayana Alondra Valenzuela Martínez, de apenas 7 años, enfrenta una seria enfermedad y la indiferencia de las autoridades de salud.
La historia de la pequeña estudiante de la escuela Enrique Pestalozzi
conmueve a cualquiera y sus lágrimas arrancaron lágrimas en las profesoras que la oyen cuando habla parcamente de sus problemas.
Dayana no alcanza a comunicar todo lo que sufre, ni los términos médicos. Simplemente está enferma del riñón y cuando se le insiste que diga algo para pedir ayuda, solamente dice que le da las gracias a todos los que la han ayudado.
Por fortuna para la niña, el personal de la escuela Enrique Pestalozzi lo ha asumido como un asunto personal, de familia y la ven como a una hija a la que hay que curar.
“Hay días en que la niña tiene mucho dolor y a veces simplemente rompe en llanto o grita de dolor, lo que no hemos podido aliviar”, comentó  la profesora de la niña en segundo año, Lizma Gloria Ríos.
Expresó que la niña a veces sufre en silencio y se pone pálida del dolor, pero no se desanima y sigue estudiando. Sus maestras la calificaron como una niña bien educada, seria, responsable y estudiosa.
“Ya les hemos pedido ayuda a todas las asociaciones, organizaciones, gobierno y a todos los candidatos de todos los partidos políticos”, dijo la profesora Lizma Gloria Ríos.
Estuvo antes de nosotros en la escuela Vicenta Ocaranza donde tuvo serios problemas porque su personal no comprendía sus problemas.
Los estudiantes y alumnos han realizado actividades diversas como kermeses y proyecciones de películas para apoyar  a la familia y a la niña, dijo Guadalupe Ramírez, directora de la escuela primaria.
Comentó la mentora que la mamá de Dayana se llama Claudia Martínez, vive sola con tres niños y además está en el séptimo mes de embarazo, no tiene empleo fijo y viven en lo alto de un cerro de la colonia La Brisa.
“Tengo que subir más de cien escalones”, dice sonriendo y triste la pequeña Dayana.

La casa de Dayana
Es complicado llegar a la casa de Dayana, pues hay que subir en auto hasta lo más alto de la colonia La Brisa, y aun después de eso, subir más de cien escalones hasta llegar a una pequeña casa de ladrillo y cemento, pero que se gotea cuando llueve.
Claudia Martínez, madre de Dayana dice que no tiene dinero para atender a la niña, ya que necesita una dieta y no puede viajar a Hermosillo para atenderla.
Comentó que los problemas de la niña son de nacimiento, y culpa de ello a un esposo drogadicto a quien corrió de la casa, ya que además la maltrata, y golpeaba a los niños.
Dayana tiene otros 4 hermanos, pero además su madre espera otro bebé para dentro de dos meses, mientras que su hermanita Mayté, de tres años tiene un problema semejante.
Claudia Martínez dijo que la niña fue intervenida quirúrgicamente el 8 de junio del 2014 de una operación llamada uropatía obstructiva, que consiste en la presencia de un obstáculo en el flujo de la orina en alguna parte del aparato urinario desde el riñón hasta el exterior.
La madre se muestra agradecida con las instituciones, pero las maestras son más duras, y exigen la atención de las autoridades médicas que parecen negarle la suficiente atención a la pequeña.
El catéter se le encarnó, ya que orinaba de esa manera, luego le han quitado los medicamentos y además le dieron citas muy alargadas, siendo que la niña sufre mucho, comentó Lizma Gloria Ríos.
La profesora María Isabel Moraila dijo que han buscado ya todos los métodos posibles y nadie parece interesarse lo suficiente por la niña; ni políticos, ni doctores, ni autoridades de Gobierno.
“Hemos visto que sufre dolor, incluso tiene reflujo de orina, lo cual es ya bastante grave”, dijo Lizma Gloria Ríos, “necesitamos, suplicamos urgente atención”.
Sus alimento son escasos, apenas come, apenas desayuna lo normal, leche, cereal, huevo, frijoles, lo cual le causa serios problemas ya que necesita dieta especial, dice Marisa Moraila.
Mientras se daba la entrevista, las dos maestras derramaron lágrimas de impotencia al ver el dolor de la niña y la falta de atención de las autoridades médicas.

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