Autor: Francisco Lara Valencia
Al inicio de la actual temporada de monzones, la Mesa Permanente del Agua de Nogales, Sonora advertía a la población del riesgo de desabasto del vital líquido si no llovía pronto. No habían transcurrido más de 72 horas, cuando el primer aguacero del verano azotó la ciudad, y sin reducir el riego de desabasto, provocó el caos que acompañan las inundaciones rápidas y feroces que amenazan a Nogales cada verano.
En el breve espacio de unos días, la alarma por la sequía, los “pozos arrastrados”, el despilfarro del agua, el crecimiento de los arroyos y los riesgos a la vida humana se tropezaron unas con otras en una vorágine de preocupaciones encontradas. Este escenario es típico de una ciudad que vive una crisis hídrica cíclica, en gran parte porque no ha encontrado la forma de armonizar el crecimiento urbano, los usos del suelo, y la lluvia.
Yo estudio la relación entre urbanización, cambio climático y manejo inteligente del agua en las ciudades de la frontera Mexico-Estados Unidos, una de las regiones con mayor stress hídrico en Norteamérica. En esta región, el manejo inteligente del agua es urgente para garantizar que la vida humana, el empleo, la salud pública, y el patrimonio público y privado no sufran por la falta de planeación y previsión. Debido a ello es importante entender las causas de la crisis hídrica de Nogales y encontrar formas inteligentes de mejorar la relación de la ciudad con un clima cambiante.
Causas y consecuencias
Aunque el problema es complejo, hay tres factores que son centrales para explicar la crisis hídrica de Nogales:Primero, el cambio climático está afectando el balance entre la cantidad de agua que tenemos y el agua que necesitamos. La mayor parte de los 1,100 litros por segundo (lps) de agua que se consume en Nogales se obtiene de pozos dentro y fuera de la ciudad. El cambio climático está alterando el régimen de lluvia y ha causado una sequía prolongada en la región, afectando la recarga de los acuíferos que alimentan estos pozos. Junto con la presión de una demanda creciente, el riesgo de desabasto es real y pone en peligro un suministro que es esencial para el bienestar de la población y las necesidades de la economía.
Durante una visita reciente a Nogales, la Dra. Elia Tapia de la Universidad de Sonora nos mostró los resultados de modelos hidroclimáticos que pronostican que el futuro de Nogales incluye temporadas de lluvia cada vez más cortas, pero más intensas. Sin un manejo inteligente del agua de lluvia, estos pronósticos nos anticipan que el desbalance entre oferta y demanda se profundizará en Nogales, empeorando en el largo plazo la crisis hídrica de la ciudad.
Segundo, la urbanización ha alterado el ciclo del agua. Las ciudades, en cualquier parte del mundo, perturban procesos naturales, incluido el ciclo del agua. Los techos, calles pavimentadas y otras superficies impermeables creadas por la urbanización en Nogales sellan el suelo y reducen la infiltración del agua de lluvia. Las calles, particularmente las construidas sobre arroyos, se convierten en acueductos que arrastran todo lo que encuentran en su viaje vertiginoso por la ciudad. La destrucción de pastizales y de bosques de encino y ocotillo, junto con la alteración de cañadas y arroyos para abrir nuevos espacios para la urbanización, agravan el problema en Nogales. La ciudad altera el ciclo del agua, e ignorar este hecho ha probado ser catastrófico y lo puede ser aún más.
Un manejo inteligente del agua demanda planear y controlar el uso del suelo para evitar la concentración y aceleración de los escurrimientos pluviales, restaurar la capacidad de los suelos para retener agua, y proteger áreas de infiltración y recarga de acuíferos. Supone incluir la gestión del agua en la planeación urbana, protegiendo áreas naturales remanentes y creando oportunidades para que la naturaleza retorne vibrante en cañadas, colinas y arroyos.
Tercero, hay un claro rezago en la gobernanza e inversión en el sistema municipal de suministro y saneamiento. La experiencia internacional muestra que las mejoras en la eficiencia en los sistemas de suministro de agua y saneamiento están directamente correlacionadas con el manejo estratégico de los órganos operadores, con la evaluación continua de políticas y programas, y con controles que aseguren la transparencia y la rendición de cuentas.
Debido a la inversión insuficiente y al mantenimiento inapropiado de la infraestructura existente, la proporción de la población de Nogales que recibe servicio de agua adecuado es baja. Al mismo tiempo, existen niveles altos de derrames y conexiones ilícitas que causan pérdidas físicas y financieras que afectan la sustentabilidad operativa de OOMAPAS.
En Nogales al menos 45% del agua extraída de los pozos se pierde como resultado de derrames y conexiones no autorizadas. La buena gobernanza y la sustentabilidad financiera es una condición para la gestión inteligente del agua en Nogales, lo que a su vez depende de modelos de participación comunitaria efectivos y de una revaloración social del agua como recurso natural y como servicio urbano.
Acciones para salir de la crisis
Sacar a Nogales de la crisis hídrica cíclica requiere trabajar en todos los problemas anteriores y otros más. Desde mi punto de vista, dos acciones son prioritarias.
En primer lugar, es necesario asegurar y ampliar el suministro de agua de la ciudad mediante el desarrollo de nuevas fuentes de abastecimiento. Una fuente de gran potencial es el reúso de las aguas tratadas en las cinco plantas de tratamiento de la que dispone la ciudad. Un ejemplo del potencial de esta estrategia es el programa piloto iniciado por el ayuntamiento para reusar el efluente de la planta de tratamiento de Puerta de Anza para irrigar parques, camellones, y otros usos que no implican contacto humano directo.
Otro ejemplo lo ofrece el reúso del efluente de la Planta Internacional de Nogales en Rio Rico, Arizona. Esta planta produce 690 lps que actualmente son reusados para producir servicios ecosistémicos y para recargar acuíferos en Arizona. Aproximadamente el 80% de este efluente pertenece a México, y con un poco de imaginación Nogales podría negociar un mecanismo para transferir el valor que genera este recurso para Arizona.
El valor de los servicios ecológicos producidos por el efluente ha sido estimado entre 1.6 y 2.1 millones de dólares anuales y al menos una porción de este valor podría transferirse a Nogales para, por ejemplo, dar tratamiento avanzado al efluente de la planta Los Alisos o para costear la construcción de una red morada para distribuir agua tratada a empresas que hacen un intensivo del recurso. En cualquier caso, el reúso de efluentes tratados es una estrategia inteligente porque aumentaría la cantidad de agua disponible y segura para usos secundarios, a la vez que liberaría agua en usos no consuntivos para cubrir necesidades humanas primarias.
Otra estrategia inteligente y con impactos en cascada es la cosecha de agua de lluvia. La cosecha de agua de lluvia involucra retener las aguas que escurre de techos de casas y edificios para su uso en la irrigación de jardines y huertos y ciertos usos humanos indirectos. La Universidad Tecnológica de Nogales (UTN), y siete escuelas primarias son un ejemplo de los esfuerzos de infraestructura verde que se realizan en la ciudad y que muestran los beneficios de esta estrategia.
Actualmente, la infraestructura verde no es utilizada en Nogales como parte de un sistema inteligente y descentralizado de manejo de las aguas de tormenta, a pesar de que estudios científicos muestran que es una opción de bajo costo y alta efectividad para reducir riesgos de inundación, proteger la calidad del agua superficial y subterránea y crear espacios verdes para la recreación, hábitat, y la mitigación de islas de calor urbanas.
Con el apoyo del Programa Frontera 2020 y el Banco de Desarrollo de América del Norte, un consorcio formado por universidades y organizaciones de Arizona y Sonora formularon un plan estratégico para integrar la infraestructura verde con los sistemas actuales de gestión del agua en Nogales, Sonora y Nogales, Arizona. Si las propuestas de este plan fueran integradas al sistema centralizado existente, pienso que Nogales avanzaría en la construcción de un sistema de manejo de aguas inteligente, es decir, flexible, efectivo, resiliente, y más justo.
Cumplimiento con las metas del desarrollo sustentable
La Organización Mundial de la Salud ha declarado que el acceso al agua suficiente, seguro, y confiable son un derecho humano fundamental y que los gobiernos y sus instituciones tiene la obligación de trabajar diligente y estratégicamente en el cumplimiento de esta meta.Nogales, Sonora, como otras ciudades en la región fronteriza, tiene oportunidades no capitalizadas que pueden ser aprovechadas con un poco de creatividad, voluntad política, y solidaridad intergeneracional. Los sistemas inteligentes de gestión del agua apoyados en soluciones basadas en la naturaleza --incluyendo la cosecha de agua de lluvia y el reúso de aguas tratadas-- son un paso lógico en ese sentido.
Autor: Francisco Lara Valencia es profesor de la Escuela de Estudios Transfronterizos en Arizona State University, y director del Laboratorio de Políticas Transfronterizas.
Email: francisco.lara@asu.edu