Viacrucis viviente conmueve a los nogalenses en el centro histórico

La observancia de los preceptos religiosos durante la Semana Santa, sigue vigente en las familias nogalenses, quienes se dieron cita este Viernes Santo, para ser testigos del viacrucis viviente escenificado por voluntarios de la Catedral de Nogales.
Desde temprana hora, los habitantes de esta frontera se dieron cita a la plaza Miguel Hidalgo, en donde inició la representación de los tribunales en donde fue denunciado, enjuiciado y sentenciado Jesús de Nazaret.
El primer juicio oral de la historia del catolicismo moderno, en donde se narra, de acuerdo a la tradición, el castigo y el suplicio padecido por el Hijo de Dios a manos de Poncio Pilatos, gobernador de Judea.
Con veredicto predeterminado y sentencia decidida con antelación, fue la que sufrió Jesús “N” de 33 años, quien no tuvo de abogado defensor, ni de oficio y tuvo que cargar su cruz hasta su muerte.
El estertor de los gritos de la muchedumbre “crucifícalo”, “crucifícalo” se escucharon por doquier, mientras el preso permanecía en silencio y con la cabeza baja ante Poncio Pilatos, antes de lavarse las manos por la muerte de este Justo.
El reo conocido también como el “Nazareno”, debía morir y su paso por el tribunal, fue de mero trámite al ser condenado a la crucifixión, el castigo más cruel de su época.
De Herodes, el sumo pontífice a Pilatos, el gobernador de la comarca, quien no obstante no encontrar culpa alguna en el indiciado, mandó azotar al preso intentando calmar a la turba enardecida.
Los latigazos de los soldados romanos, rasgaron las vestiduras del joven Jesús, representado en esta escenificación por Gabriel Gutiérrez, quien soportó con estoicismo, la furia de los guardias descargando sus látigos en su espalda.
El castigo no logró tranquilizar a la exigente muchedumbre sedienta de sangre y para calmar su furia, el gobernante propuso liberar a Barrabas, un salteador de caminos y asesino, o soltar aquel que consideraba inocente de todo cargo.
Las masas prefirieron liberar al delincuente y con ensordecedores gritos, exigían la muerte, la crucifixión de quien había osado pregonar ser el hijo de Dios hecho hombre, un gran insulto para el pueblo judío.
Lavándose las manos, entregó a Jesús a la multitud y así calmar la estridente demanda de “crucifixión”, sellando el destino del hijo de Dios, encaminándole al calvario cargando su propia Cruz.
La intensidad y el realismo impreso en cada paso de La Pasión y Muerte de Jesús, con la caracterización de los integrantes de la Pastoral Juvenil, de sacerdotes y voluntarios de la Catedral de Nuestra Señora de Guadalupe, congregaron a cientos de nogalenses en el primer cuadro de la ciudad.
Las familias nogalenses fieles a sus preceptos religiosos, siguieron con interés las actuaciones de los jóvenes que se tomaron muy en serio de papel, principalmente los soldados romanos al infringir el castigo al mesías.
El joven Gabriel Gutiérrez en su personaje de Jesús, no necesitó fingir sus exclamaciones de dolor, ni los intensos jadeos de cansancio al cargar la pesada cruz a lo largo de la avenida Obregón.
Era evidente que los azotes y latigazos infringidos por los guardias, no fueron actuados porque su espalda, mostraba la hinchazón de los golpes recibidos a pesar del baño de tinta para resaltar el sangrado de las heridas.
El público captó con sus celulares, tabletas y cámaras, los gestos de dolor del protagonista principal, aguantando no solo las bajas temperaturas por su escaso ropaje, sino el duro pavimento durante las caídas a lo largo de toda la ruta.
Como también el reconfortamiento con su madre María, caracterizada por Sonia Platt, así como encuentro con la María Magdalena, quien capturó la imagen del rostro de Jesús en su paño, al limpiarle las heridas.
Las estaciones marcadas por la tradición religiosa, fueron sucediendo una tras otra, hasta llegar al acto culminante de la representación: la crucifixión y la agonía de Jesús.
En la explanada de la catedral nogalense, los feligreses escucharon atentos las siete palabras previas a la muerte de hijo de Dios y luego, después de bajarlo de la cruz y entregarlo a María, el silencio del sepulcro.
La organización de la representación de la Pasión y Muerte de Jesús, requirió de la participación de una gran cantidad de voluntarios, entre los jóvenes actores, sacerdotes y religiosas.
Al igual que los cientos de nogalenses que se dan cita a vivir con intensidad su fe y con ello, renovar la permanente esperanza de una mejor vida después de la muerte.