Recuerdan tragedia de la guardería ABC
A 13 años del lamentable suceso han podido asimilar la pesadilla que vivieron el 5 de junio del 2009
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Una pesadilla que con el paso del tiempo ha podido asimilar, pero que será imposible de superar, representa para Ofelia Quintero, vecina de la colonia Y Griega, el incendio de la Guardería ABC a 13 años de la tragedia.
Y es que a pesar de que en aquel siniestro pudo colaborar en el resguardo de 35 niños que fueron rescatados del inmueble en llamas, el sufrimiento de las madres que acudían a su vivienda y no encontraban a sus hijos le ha sido imborrable.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, que refleja claramente el dolor y la impotencia, Ofelia recuerda con tristeza el desgarrador acontecimiento registrado el 5 de junio de 2009 que quedará marcado para siempre en la memoria de los hermosillenses.
Fue sólo cuestión de minutos después de haber ido por su nieto Gabriel a la guardería y regresar a su vivienda ubicada en la esquina de las calles De los Jornaleros y De los Ferrocarrileros, cuando se dio cuenta de que algo grave había pasado.
Venía una maestra y luego me dice doña no me permite dejar a los niños aquí, pues sí claro que sí le dije, y empecé a recibirlos; los metí a la sala por alrededor de los sillones y en los sillones estaban sentaditos, entonces ya no cupieron allá y pues aquí estaban en esta parte de aquí (en el porche), y ya estaba lleno aquí de gente”, recordó.
Contó que conforme fue pasando el tiempo a cuentagotas se fueron llevando a los menores, aunque por indicaciones de los agentes policiacos tuvo que cerrar la reja de la casa para evitar la presencia de gente extraña.
A pesar de que la última niña, una bebé de alrededor de tres meses de edad, la recogieron a sus padres alrededor de las 06:00 de la tarde, para Ofelia el tormento vino después cuando los padres que no habían encontrado a sus hijos en los hospitales forzosamente los querían sacar de su casa.
Sí vinieron aquí como después de las 10:00 estaban viniendo, venían unos abuelitos de una niña, llegaron como a las 04:00 de la mañana aquí buscándola, yo todavía no me dormía estábamos aquí sentados todos; llegan a buscarlos y pues no, con uno de ellos fui hasta la Cruz Roja buscando a esa niña, pero no la encontramos en ninguna parte, entonces ya los policías me habían dicho que si buscaban a alguien que les dijera que fueran a la morgue, pero a mí me dolía decir que estaban en la morgue”, expresó.
Ante la situación de desconcierto emocional al que estuvo sometida por la tragedia, Ofelia reveló que a los tres meses posteriores tuvo que recurrir a un tratamiento sicológico, ya conmovida por la presencia de los recuerdos le era imposible conciliar el sueño, además de que escuchaba los gritos y las risas habituales de los niños a la hora del recreo.
A manera de terapia y en solidaridad con las familias que tuvieron la desdicha de perder a sus hijos en el siniestro, Ofelia refirió que cada año acostumbra a acudir a la serie de eventos que se realizan en conmemoración de los 49 niños fallecidos.
Y es que a pesar de que en aquel siniestro pudo colaborar en el resguardo de 35 niños que fueron rescatados del inmueble en llamas, el sufrimiento de las madres que acudían a su vivienda y no encontraban a sus hijos le ha sido imborrable.
Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, que refleja claramente el dolor y la impotencia, Ofelia recuerda con tristeza el desgarrador acontecimiento registrado el 5 de junio de 2009 que quedará marcado para siempre en la memoria de los hermosillenses.
Fue sólo cuestión de minutos después de haber ido por su nieto Gabriel a la guardería y regresar a su vivienda ubicada en la esquina de las calles De los Jornaleros y De los Ferrocarrileros, cuando se dio cuenta de que algo grave había pasado.
Venía una maestra y luego me dice doña no me permite dejar a los niños aquí, pues sí claro que sí le dije, y empecé a recibirlos; los metí a la sala por alrededor de los sillones y en los sillones estaban sentaditos, entonces ya no cupieron allá y pues aquí estaban en esta parte de aquí (en el porche), y ya estaba lleno aquí de gente”, recordó.
Contó que conforme fue pasando el tiempo a cuentagotas se fueron llevando a los menores, aunque por indicaciones de los agentes policiacos tuvo que cerrar la reja de la casa para evitar la presencia de gente extraña.
A pesar de que la última niña, una bebé de alrededor de tres meses de edad, la recogieron a sus padres alrededor de las 06:00 de la tarde, para Ofelia el tormento vino después cuando los padres que no habían encontrado a sus hijos en los hospitales forzosamente los querían sacar de su casa.
Sí vinieron aquí como después de las 10:00 estaban viniendo, venían unos abuelitos de una niña, llegaron como a las 04:00 de la mañana aquí buscándola, yo todavía no me dormía estábamos aquí sentados todos; llegan a buscarlos y pues no, con uno de ellos fui hasta la Cruz Roja buscando a esa niña, pero no la encontramos en ninguna parte, entonces ya los policías me habían dicho que si buscaban a alguien que les dijera que fueran a la morgue, pero a mí me dolía decir que estaban en la morgue”, expresó.
Ante la situación de desconcierto emocional al que estuvo sometida por la tragedia, Ofelia reveló que a los tres meses posteriores tuvo que recurrir a un tratamiento sicológico, ya conmovida por la presencia de los recuerdos le era imposible conciliar el sueño, además de que escuchaba los gritos y las risas habituales de los niños a la hora del recreo.
A manera de terapia y en solidaridad con las familias que tuvieron la desdicha de perder a sus hijos en el siniestro, Ofelia refirió que cada año acostumbra a acudir a la serie de eventos que se realizan en conmemoración de los 49 niños fallecidos.