Descartada Colombia y suspendido el fútbol en Argentina, la Copa América pende de un hilo.
Estos contratiempos ponen en evidencia los riesgos de organizar un certamen de esta magnitud en momentos en que Sudamérica se ha convertido en uno de los epicentros de la pandemia, que además de consecuencias sanitarias profundizó las tensiones sociales que la atraviesan.
Parece poco probable que el gobierno de Fernández pueda embarcarse en el desafío cuando acaba de ordenar una cuarentena estricta en distritos con su sistema sanitario colapsado, entre ellos Buenos Aires. El mandatario, además, enfrenta un creciente malestar social por la demora en la llegada de más vacunas y el impacto negativo de las restricciones en la economía.