La Oficina del Médico Forense del condado Pima, en Arizona, ha sido testigo de este drama por años, y la cruda realidad les ha obligado a tomar medidas drásticas. La construcción de una nueva morgue, un proyecto monumental de 45 millones de dólares, es la respuesta a la triste realidad de la frontera. Las muertes de migrantes en el desierto han aumentado considerablemente, y la morgue anterior ya no podía soportar la carga.
Las nuevas instalaciones, que ocupan una superficie de casi 3 mil 200 metros cuadrados, ofrecen un espacio digno para atender la creciente demanda. Seis estaciones de autopsias y laboratorios de antropología especializados estarán dedicados a identificar los restos de los migrantes que perecen en su viaje.
Nunca habíamos visto un incremento tan considerable en las muertes de migrantes, comentó Greg Hess, director de la Oficina del Médico Forense, a la agencia EFE.
En las últimas dos décadas, la oficina ha documentado las muertes de más de 3 mil migrantes indocumentados. La falta de recursos obligó a la oficina a alquilar refrigeradores portátiles para almacenar los cuerpos, pero la nueva morgue tendrá capacidad para albergar más de 300 cuerpos simultáneamente.
La tragedia de la frontera no solo se refleja en los cuerpos, también en los objetos que los acompañan. Las nuevas instalaciones cuentan con un espacio dedicado a almacenar las pertenencias encontradas con los cuerpos.
La morgue también cuenta con un crematorio, un espacio que se utilizará para procesar los cuerpos de migrantes que no son identificados. Según las autoridades, el 80% de los restos de migrantes encontrados en el desierto de Arizona no pueden ser identificados debido al avanzado estado de descomposición o a la fragmentación de los restos.
Las cenizas de los migrantes no identificados serán depositadas en un lugar especial, un monumento tangible a la tragedia de la frontera.
Este nuevo espacio no es solo una respuesta a la crisis, también una promesa de dignidad para las víctimas.