Los agentes, llamados a la escena de un centro comercial, se enfrentaron a una situación que escaló rápidamente, dejando tras de sí una tragedia y preguntas sin respuesta. Según la policía, el incidente ocurrió en las calles 35 y Glendale, cerca de las 8 pm, cuando se reportó la presencia de un hombre sospechoso dentro de un negocio. Al llegar al lugar, la policía encontró al hombre armado con un cuchillo de gran tamaño, por lo que se activaron los protocolos de seguridad.
En su intento por controlar la situación, los agentes solicitaron al hombre que se calmara y que depusiera el arma. Sin embargo, éste huyó a una habitación trasera, señalando su negativa a cooperar con las autoridades. La situación se complicó cuando se produjo una pelea entre el hombre y los agentes, quienes intentaron esposarlo. En medio del forcejeo, los oficiales utilizaron una pistola paralizante para intentar reducir al sospechoso. Sin embargo, el hombre logró tomar el arma paralizante y se la apuntó a uno de los agentes, provocando que se abriera fuego.
El resultado del tiroteo fue fatal para el hombre, quien falleció en el lugar. Dos oficiales resultaron heridos durante el incidente y fueron trasladados a un hospital con lesiones que no pusieron en riesgo sus vidas. Este incidente, el segundo en el que participaron agentes de la policía en Phoenix en el mismo día, deja a la ciudad con un panorama complejo en torno a la seguridad y el uso de la fuerza por parte de las autoridades.
Mientras que las autoridades continúan investigando lo sucedido para determinar las causas del tiroteo y si el uso de la fuerza fue justificado, la pérdida de vida inevitablemente genera preocupación e interrogantes sobre la forma en que se manejan los conflictos entre la policía y la ciudadanía.