Trump ha criticado abiertamente el CHIPS Act, calificándolo de "malo" y de beneficiar a "empresas ricas". En lugar de incentivos, el ex presidente propone imponer aranceles para impulsar la manufactura nacional. “Tienes que hacer que gasten dinero en Estados Unidos y esas plantas se abrirían. Ellos las financiarían. No tenemos que poner ni un centavo," declaró en el podcast de Joe Rogan.
Estas declaraciones preocupan a los líderes empresariales, que ven en ellas una amenaza a la legislación que ha impulsado la construcción de estas plantas. El senador Mark Kelly, por su parte, considera que Trump busca "matar" el CHIPS Act, lo que significaría la pérdida de miles de empleos en Arizona.
En medio de la polémica, TSMC ha reafirmado su compromiso con la inversión en Arizona, asegurando que su "plan de inversión en los Estados Unidos permanece sin cambios". Intel, por su parte, ve en la ley una "prioridad compartida" con el gobierno de Trump, a pesar de las declaraciones del ex mandatario.
Con la llegada de Trump al poder, la industria espera un cambio en las regulaciones implementadas por el Departamento de Comercio, incluyendo las ambientales, las de contratación de trabajadores sindicalizados y las de cuidado infantil para los empleados.
El destino de las plantas de TSMC e Intel en Arizona, y con ellas miles de empleos, pende de un hilo en medio de la incertidumbre política. Se espera que las primeras instalaciones de fabricación comiencen a operar en los primeros seis meses de 2025.