El descubrimiento de los restos de un bebé, conocido como "Baby Skylar", en un basurero del baño en octubre de 2005, desató una investigación que se prolongó durante años sin avances significativos.
La clave, inesperadamente, llegó a través de la genealogía genética. Esta técnica, cada vez más usada en investigaciones criminales, permitió a los detectives finalmente identificar a la madre, Annie Anderson, una mujer residente de Washington.
El arresto de Anderson, casi dos décadas después del hecho, se llevó a cabo el año pasado. Inicialmente, se le impuso una fianza de un millón de dólares. Sin embargo, su equipo de defensa argumentó, entre otras cosas, que el crimen ocurrió hace mucho tiempo, que Anderson tiene una familia que depende de ella y que no representa un riesgo para la sociedad. Además, se comprometieron a que su familia se mudaría a Maricopa para asegurar su presencia durante el proceso legal.
Estos argumentos, junto a la petición de una reducción de la fianza a $100,000 garantizados, fueron presentados ante el juez. “El tiempo transcurrido, la situación familiar y la falta de riesgo para la comunidad son factores importantes a considerar”, se habría argumentado en la solicitud. El juez, tras valorar las pruebas presentadas, decidió reducir la fianza a $200,000 dólares.
Tras cumplir con las condiciones impuestas, Anderson fue liberada el 12 de diciembre bajo monitoreo electrónico. Desde entonces, ha mantenido una activa presencia en redes sociales, compartiendo mensajes con sus amigos. Sus publicaciones transmiten un mensaje de resiliencia: “Se desató el infierno”, escribió, reconociendo la dificultad del último año pero confiando en un desenlace favorable.
La fecha prevista para el inicio del juicio es el 18 de febrero. Sin embargo, es probable que se produzcan retrasos en el proceso.