Alrededor de las 9:00 am, un reporte de un individuo actuando de forma errática en el estacionamiento alertó a las autoridades. El oficial Bill Bonanno, un veterano de 27 años del Departamento de Policía de Tucson (TPD) y agente de seguridad escolar, respondió al llamado. El sospechoso, Daniel Hollander de 31 años, ya no estaba en el estacionamiento.
Bonanno, como parte del Programa de Seguridad Escolar del Departamento de Educación de Arizona, inició una búsqueda dentro del campus. Encontró a Hollander sentado en el suelo del gimnasio, hablando solo, mientras estudiantes y profesores se encontraban presentes. El detalle escalofriante: Hollander portaba un arma y un cuchillo.
Según el jefe Chad Kasmar del TPD, en una conferencia de prensa, Hollander fue "confrontado y detenido de inmediato". La investigación reveló que Hollander había entrado por una puerta abierta utilizada para una entrega. Sus declaraciones a los oficiales fueron inquietantes: confesó haber consumido drogas por días y haber acudido a la escuela con la intención de "causar daño a los niños".
Hollander enfrenta cargos graves: intento de terrorismo, interferencia con una institución educativa, robo en primer grado y mala conducta con armas en el recinto escolar. El TPD aclaró que Hollander no tenía ninguna conexión previa con la escuela.
La respuesta rápida del oficial Bonanno, junto con la colaboración del TPD y las autoridades escolares, evitó una tragedia. El TPD destaca la importancia del programa de seguridad escolar: “En 2024, 24 oficiales capacitados trabajaron un total de 11,735 horas en las escuelas financiadas con subvenciones. En enero de 2025, se agregaron cuatro escuelas más al programa…”
El superintendente escolar estatal, Tom Horne, resaltó la importancia de la prevención a través del programa. La escuela, por su parte, emitió un comunicado confirmando el incidente y la detención del sospechoso, asegurando que “Ningún estudiante ni miembro del personal resultó herido”. El incidente deja una sensación de alivio mezclada con la inquietud de lo que pudo haber sucedido.
El programa de seguridad escolar, financiado con subvenciones, ha expandido su alcance para incluir más escuelas y oficiales capacitados a lo largo de los años, demostrando la importancia de la inversión en la seguridad de los estudiantes.