Las acciones de la compañía japonesa subieron un 5.8% en la bolsa de Tokio tras el anuncio. ¿La razón? La nueva consola permitirá jugar los títulos actuales de Switch.
"Los inversores creen que esto es una señal de que el próximo dispositivo de Nintendo no será un experimento arriesgado, sino una continuación", comentó Serkan Toto, CEO de la consultoría de juegos Kantan Games. "Creo que los inversores quieren que Nintendo adopte el enfoque del iPhone de mejorar gradualmente un producto ganador en lugar de intentar reinventar la rueda con cada nueva generación de consolas".
La decisión de Nintendo tiene mucho sentido. La compatibilidad con versiones anteriores de juegos es fundamental para los fabricantes de consolas. Por un lado, las nuevas consolas suelen tener un catálogo de juegos inicial limitado. Permitir jugar títulos de la generación anterior amplía la oferta y aumenta el atractivo para los usuarios. Por otro lado, muchos jugadores que ya tienen Switch podrían dudar en comprar juegos nuevos pensando en la próxima generación. La compatibilidad elimina esa preocupación.
El Switch ha sido un éxito rotundo para Nintendo, siendo su segunda consola más vendida en la historia, solo por detrás del Nintendo DS. Sin embargo, la demanda del Switch, lanzado en 2017, ha comenzado a disminuir, aunque sigue en niveles altos. Los inversores esperaban con ansias detalles sobre el sucesor de la consola, que la compañía prometió anunciar antes de marzo de 2025.
Nintendo logró revitalizar el Switch el año pasado con el lanzamiento de juegos de franquicias populares como Zelda y Pokémon, y también ha incursionado en áreas como el cine.