El estado vecino no solo está dispuesto a desembolsar una suma millonaria, sino que también está tejiendo una atractiva propuesta: un desarrollo costero de uso mixto que promete convertir a Camden en el nuevo hogar de los Sixers.
La propuesta, que incluye una lluvia de incentivos fiscales por valor de 400 millones de dólares, pinta un panorama tentador para el equipo. Un nuevo estadio, junto a residencias, comercios y tiendas, promete ser un imán para los aficionados y un motor de desarrollo para la ciudad. Aunque los Sixers han calificado la oferta como "convincente", su futuro aún pende de un hilo, mientras las negociaciones con Filadelfia se intensifican.
El alcalde de Filadelfia ha guardado silencio sobre la oferta de Nueva Jersey, pero el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, ha expresado con vehemencia su deseo de que los Sixers permanezcan en su ciudad natal. La mudanza del equipo a Chinatown ha generado polémica, con algunos miembros de la comunidad expresando preocupaciones sobre el impacto en el tráfico, el estacionamiento y la celebración de festivales tradicionales.
Mientras tanto, la sombra del escándalo planea sobre Camden, con un negociador demócrata y un exalcalde enfrentando cargos penales por corrupción relacionados con la legislación de incentivos fiscales. La oferta de Nueva Jersey, que llega en un momento delicado para la ciudad, se convierte en un arma de doble filo: una oportunidad para atraer a un equipo de renombre, pero también un riesgo que podría complicar la imagen de la ciudad.
El futuro de los Sixers sigue siendo un enigma, con Filadelfia luchando por mantener a su equipo estrella y Nueva Jersey tendiendo una red para atraparlo. La decisión final estará en manos del equipo, que deberá sopesar los beneficios de cada oferta y determinar cuál le ofrece un futuro más prometedor.