Mike Tyson, la leyenda del boxeo, se enfrentaría a Jake Paul, el youtuber que se atrevió a entrar al ring. La conferencia de prensa previa al combate se convirtió en un escenario de tensión y declaraciones contundentes.
Tyson, con su aura intimidante, parecía dispuesto a confrontar cualquier pregunta, pero con respuestas cortantes, casi escasas. La salud del excampeón, que había sido objeto de especulaciones tras una hospitalización por una úlcera estomacal, no fue un tema que se abordara. La pelea, originalmente programada para el 20 de julio, se pospuso hasta el viernes por la noche debido a los problemas de salud de Tyson. “He dicho todo lo que tenía que decir”, dijo Tyson, mientras se preparaba para la batalla.
Paul, el joven desafiante, no se quedó atrás. “No temo a ningún hombre”, declaró con una confianza que contrastaba con la actitud sombría de Tyson. La pelea se convertiría en el primer evento de deportes de combate que se transmitiría en Netflix, un movimiento que prometía llevar el combate a un público masivo.
La tensión era palpable. La historia del boxeo se enfrentaba al mundo digital, y el viernes por la noche, la pelea, transmitida a millones de personas en todo el mundo, respondería la pregunta que estaba en boca de todos: ¿Podría el joven Paul vencer al legendario Tyson?