Lee Carsley, el entrenador que tomó las riendas de Inglaterra de manera temporal tras la salida de Gareth Southgate, apostó por un cambio radical en su alineación para el partido de la Liga de Naciones contra Grecia. En un movimiento que sorprendió a propios y extraños, dejó al capitán Harry Kane en el banquillo, confiando en la capacidad de un equipo lleno de talento y ambición.
La decisión de Carsley fue arriesgada, pero al final resultó ser acertada. El equipo joven, con Ollie Watkins como punta de lanza, demostró su valía desde el primer minuto.
Watkins abrió el marcador a los siete minutos, aprovechando un centro de Noni Madueke, otro joven talento que tuvo la oportunidad de brillar.
El segundo gol llegó a los 78 minutos, gracias a una jugada de Jude Bellingham, quien mandó un disparo que terminó en el fondo de la red después de ser desviado por el portero griego. Curtis Jones, debutante con la selección inglesa, puso el 3-0 final a los 83 minutos.
El resultado final de 3-0 para Inglaterra fue un claro reflejo de la superioridad del equipo joven, que demostró tener la calidad suficiente para competir al más alto nivel.
Carsley no dudó en destacar la importancia de darle oportunidades a los jugadores jóvenes: "Este equipo necesita crear líderes y una forma de hacerlo es darles oportunidades".
La victoria contra Grecia representa un paso adelante para la selección inglesa, que busca construir un futuro brillante con una nueva generación de talentos.