La presión era evidente, no solo para los jugadores, sino también para el cuerpo técnico. La racha negativa había generado un escepticismo palpable, algo inusual en un equipo dominador como el City.
Y es que Pep Guardiola, tras su partido número 500 al frente del equipo, celebró un triunfo vital, pero con una sinceridad poco usual: el Manchester City no tiene ninguna posibilidad de ganar la Premier League este año. La victoria por 2-0 contra el Leicester, tras una sequía de cinco partidos sin ganar, fue un bálsamo, pero insuficiente para ocultar la realidad: se encuentran a 14 puntos del líder, el Liverpool, con un partido menos para los Reds.
“Estamos muy lejos de ganar la Premier League. Aceptamos que ya no hay posibilidad de eso, pero tenemos otras cosas por las que luchar,” confesó Guardiola, reflejando una realidad que pocos se atreven a pronunciar. La victoria, aunque importante para levantar la moral, llegó tras un partido sufrido. Contra un Leicester luchando por evitar el descenso, el City, acostumbrado a goleadas, se encontró en aprietos.
El gol tempranero de Savinho a los 21 minutos tranquilizó un poco el panorama, pero el Leicester tuvo oportunidades de empatar. Solo el cabezazo de Erling Haaland al minuto 74 sentenció el encuentro. “Solo alivio, esa es la palabra para expresar cómo nos sentimos todos,” admitió Guardiola, enfatizando el peso emocional de la victoria.
La celebración del partido 500, que incluyó 362 victorias y 18 trofeos para Guardiola, fue una nota positiva en un panorama complejo. A pesar de la abrumadora victoria, la declaración de Guardiola sobre la Premier League deja claro que el objetivo se ha desplazado. El enfoque, por ahora, parece estar en recuperar la confianza y el juego que los ha llevado a la cima en años anteriores. El nuevo año, parece, traerá una nueva batalla.
La celebración fue más que un simple festejo por llegar a la marca de los 500 partidos; fue un reconocimiento al esfuerzo constante dentro de un equipo que se enfrenta a un reto complejo: la reconstrucción de la identidad ganadora, esa misma que les llevó a dominar durante años y que ahora enfrentan la posibilidad de perder.