En Auckland, Nueva Zelanda, una figura clave se prepara para su regreso a la competición. Hablamos de Naomi Osaka, la cuatro veces campeona de Grand Slam, quien después de una pausa significativa, se enfrenta a un reto mayúsculo: recuperar su posición en el ranking mundial y, más importante aún, reconciliar su ambición deportiva con su vida personal.
Osaka, de 27 años, disputará su primer partido desde una lesión de espalda sufrida en octubre pasado en el Abierto de China. Su participación en el clásico ASB de Auckland este lunes marca su regreso, pero llega precedida por declaraciones que han generado gran interés en los medios. Según la propia Osaka, su “2024 me humilló, pero también siento que crecí mucho”, una frase que resume su complejo sentimiento tras un año de altibajos.
Su balance de victorias y derrotas en 2024 fue de 22-17, un registro que, a pesar de incluir cuartos de final en Doha y 's-Hertogenbosch, no satisface a una jugadora de su calibre. Es por ello que la tenista japonesa ha expresado su determinación: “No creo ser el tipo de jugadora que se quedaría rondando. Si no estoy por encima de cierto ranking, no me veo jugando por un tiempo. Preferiría pasar tiempo con mi hija si no estoy donde creo que debería estar y donde siento que puedo estar.”
Esta decisión, sin duda, representa un cambio de perspectiva. Osaka, lejos de limitarse a la presión del circuito profesional, prioriza su bienestar personal y el tiempo con su hija, demostrando una madurez que trasciende la cancha de tenis. A pesar de ello, mantiene un profundo amor por el deporte: “He estado jugando al tenis desde que tenía tres años... pero cuando me senté y tuve la oportunidad de hacer otras cosas, me di cuenta de que preferiría estar jugando al tenis”.
Su debut en Auckland la enfrentará a Lina Glushko de Israel. Más allá del resultado, el interés se centra en la evolución de una atleta que ha redefinido sus prioridades, comprendiendo que el éxito no se limita únicamente a los títulos, sino a un equilibrio personal que le permita disfrutar plenamente de su vida, dentro y fuera de la pista.
El camino de Osaka en 2025 se presenta como un nuevo comienzo, una oportunidad para demostrar su capacidad de resiliencia y la evolución de su concepto de triunfo. A sus espaldas, cuatro títulos de Grand Slam; por delante, un futuro que ella misma está construyendo, un peldaño a la vez.