Se habla de récords rotos, de estrategias brillantes y de un liderazgo joven que ha redefinido lo posible.
En el centro de esta vorágine se encuentra Kenny Dillingham, el entrenador de los Arizona State Sun Devils. A sus 34 años, este joven estratega ha firmado una extensión de contrato por cinco años, según fuentes cercanas al acuerdo que hablaron con The Associated Press bajo condición de anonimato, ya que la noticia aún no se ha hecho oficial. Esta extensión, previamente reportada por ESPN, incluye un aumento salarial significativo y un incremento sustancial en las bonificaciones.
La transformación de los Sun Devils bajo el mando de Dillingham es asombrosa. Pasaron de un desolador registro de tres victorias el año pasado a disputar el Peach Bowl del Día de Año Nuevo contra la poderosa Universidad de Texas, ubicada en el cuarto lugar del ranking. Este éxito es aún más sorprendente si consideramos que fueron considerados como el último lugar en las predicciones de pretemporada y, aún así, lograron coronarse campeones de la Big 12 en su primer año en la liga.
El camino al éxito no estuvo exento de desafíos. Dillingham llegó a Arizona State con la ardua tarea de levantar a un equipo golpeado por las lesiones y envuelto en la sombra de una investigación de la NCAA sobre prácticas de reclutamiento bajo la dirección del ex entrenador Herm Edwards. Sin embargo, su “uber-entusiasmo,” como lo describe la prensa, fue clave. Su habilidad para motivar al equipo se refleja en la racha de seis victorias consecutivas que los llevó a los playoffs de fútbol americano universitario (CFP) por primera vez en su historia.
Entre sus aciertos más notables destacan las adquisiciones estratégicas, como la del quarterback Sam Leavitt a través del portal de transferencias, y la excelente gestión del running back Cam Skattebo, quien finalizó quinto en la votación para el Trofeo Heisman. Una combinación de decisiones audaces, un plan maestro y un liderazgo excepcional que ha colocado a Dillingham como una de las figuras más importantes en el panorama deportivo actual.
Su trayectoria, desde coordinador ofensivo en Oregon hasta dirigir un programa en crisis y transformarlo en un contendiente de élite, es una historia de resiliencia, estrategia y un talento innato para liderar. La extensión de contrato es solo un reflejo de la confianza depositada en un entrenador que ha demostrado que, con visión y dedicación, todo es posible.