Un partido de cuartos de final del Peach Bowl, con altas apuestas y un futuro incierto para ambos equipos, se desarrollaba ante miles de espectadores. El juego, un pulso constante de emociones, prometía un final inolvidable.
En el centro de la acción estaban Texas y Arizona State, dos universidades con trayectorias diferentes pero con un objetivo común: la victoria. Los Longhorns, el equipo número 4, entraron como favoritos, pero los Sun Devils, el número 10, demostraron ser un rival formidable, un auténtico hueso duro de roer. Quinn Ewers, quarterback de Texas, y Cam Skattebo, el corredor de Arizona State que se autoproclamaba el mejor del país, se convirtieron en los protagonistas indiscutibles de una noche para recordar.
Texas inició con fuerza, tomando una ventaja cómoda de 24-8, gracias a jugadas brillantes de Ewers, quien conectó con Matthew Golden en una espectacular recepción de 54 yardas. “Fue una jugada increíble, Matthew estaba totalmente abierto”, declaró Ewers después del partido. La celebración parecía anticipada, sin embargo, la historia estaba lejos de terminar.
Pero Skattebo y los Sun Devils tenían otros planes. El corredor, fiel a su reputación, desplegó una exhibición magistral, corriendo para 143 yardas y sumando otras 99 con ocho recepciones. Incluso lanzó un pase de touchdown de 42 yardas a Malik McClain en una jugada crucial de cuarta oportunidad. Su actuación fue tan impactante que incluso llegó a arrancarle el casco a un defensor en una atrapada memorable de 62 yardas. Arizona State, a pesar de ser ampliamente superados en yardas totales (510 yardas contra 375 de Texas), remontó de forma espectacular, empatando el juego a 24 puntos faltando solo 5 minutos para el final.
El tiempo reglamentario culminó con un final de infarto. Texas falló dos intentos de gol de campo, dejando el camino abierto para una prórroga de alto voltaje. En la primera parte de la prórroga, Skattebo puso a Arizona State arriba, pero Ewers respondió con un pase de touchdown de 28 yardas a Golden en cuarta y 13, forzando una segunda prórroga. Un pase de touchdown adicional a Gunnar Helms y la posterior intercepción de Andrew Mukuba en la yarda 3 sellaron la victoria para los Longhorns con un marcador final de 39-31.
A pesar de la derrota, la actuación de Arizona State fue memorable, demostrando la capacidad de este equipo para competir al más alto nivel. El Peach Bowl 2024 quedará grabado en la memoria de los aficionados como uno de los partidos más emocionantes y disputados de la temporada. Texas, por su parte, se prepara ahora para su próxima batalla en el Cotton Bowl.