DeShon Elliott, veterano safety del equipo, no ocultó su frustración, criticando públicamente la falta de comunicación en la secundaria. “Fue por la emoción,” reconoció Elliott, “Amo el fútbol americano. Todos saben que amo a estos chicos. Pero solo tenemos que volver a los fundamentos.” Sus palabras, lejos de ser un simple desahogo, reflejaron un malestar latente en el equipo.
El linebacker externo Alex Highsmith secundó las preocupaciones, cuestionando la "voluntad" de algunos compañeros, aunque sin mencionar nombres. Mike Tomlin, entrenador en jefe, restó importancia al asunto, atribuyéndolo a la pasión del equipo. Sin embargo, la situación era más compleja que una simple discusión entre compañeros.
Incluso la designación de T.J. Watt como Jugador Más Valioso del equipo por quinta vez consecutiva, un récord histórico, pasó a segundo plano. Las preguntas sobre el bajón defensivo dominaron la conferencia de prensa, con Watt respondiendo con un simple: “Creo que todos somos profesionales, todos somos adultos aquí. Sabemos que se trata de canalizar la energía de la manera correcta.”
Las cifras son elocuentes. Los Steelers permitieron más de 400 yardas por partido en sus tres últimas derrotas, enfrentando a equipos como Filadelfia, Baltimore y Kansas City, todos con aspiraciones de playoffs. A diferencia de sus rivales, los Acereros no lograron elevar su nivel de juego en la recta final. La ausencia de George Pickens, receptor abierto estrella, por lesión, tampoco ayudó.
El problema se extiende más allá de las yardas permitidas. A pesar de liderar la liga en robos de balón (empatados con Minnesota y Buffalo con 31), presentan un diferencial negativo de -2 en la última etapa, una estadística preocupante. Además, T.J. Watt, a pesar de su talento, se acerca a su menor cantidad de capturas de quarterback en una temporada desde su año de novato, un dato que refleja el bajo rendimiento general de la unidad.
La situación es compleja: desde la excesiva atención mediática sobre Watt hasta las lesiones de Highsmith y las estrategias ofensivas de los rivales que buscan evitar la presión de los Steelers, todo contribuye al declive. Pero el hecho es que, tres derrotas contundentes contra equipos de élite expusieron las debilidades del equipo. Unas derrotas que, curiosamente, llegaron en un momento de máxima exposición mediática.
El equipo, consciente de la gravedad de la situación, solicitó entrenamientos adicionales, algo inusual en esta época del año. Teryl Austin, coordinador defensivo, lo resumió así: “Nuestros chicos se preocupan. Y para mí eso es importante y es algo importante que tener. Y eso me dice que quieren hacerlo bien y no están satisfechos con que vaya como va.” El partido contra los Bengals, un equipo en racha, se presenta como una prueba de fuego para los Acereros, un equipo que busca recuperar su identidad antes de que sea demasiado tarde.