El clima, soleado y con una temperatura ideal para el deporte, contribuyó a la intensidad de la competición.
El foco de atención se centró en la final femenina, donde Naomi Osaka, la estrella japonesa, se enfrentaba a la danesa Clara Tauson. Osaka, tras un largo paréntesis por maternidad y una posterior recuperación, buscaba su regreso triunfal al circuito profesional. Su desempeño inicial prometía una victoria contundente; llegó a dominar el partido con un marcador de 6-4 en el primer set y un 5-1 en el segundo, con dos quiebres de servicio a su favor.
Sin embargo, un giro inesperado marcó el desarrollo del encuentro. En un momento crucial, Osaka, visiblemente afectada, solicitó una pausa para hablar con su entrenador, Patrick Mouratoglou, con el árbitro y un fisioterapeuta. "He disfrutado jugando aquí y lamento que haya tenido que terminar de esta manera", declaró Osaka visiblemente afectada y con lágrimas en los ojos después de retirarse. La expectación de los aficionados se convirtió en una mezcla de preocupación y decepción.
Aunque la naturaleza exacta de su lesión no fue inmediatamente revelada, todo apunta a un problema abdominal. Es importante destacar que esta situación es independiente de la lesión de espalda que sufrió en el Abierto de China en octubre de 2024, la cual puso fin a su temporada. Su retiro, tras un prometedor comienzo, deja en el aire su participación en el próximo Abierto de Australia.
Este resultado impacta de forma significativa en las perspectivas de Osaka. La final de Auckland era su primer torneo tras su regreso a las canchas tras el nacimiento de su hija, Shai. Una victoria le habría supuesto su primer título desde el Abierto de Australia de 2021, un hito importante en su camino de regreso a la élite del tenis mundial. El futuro de su participación en el Abierto de Australia ahora pende de un hilo, a la espera de un parte médico más preciso que determine la gravedad de su lesión.