El ambiente es palpable, una mezcla de esperanza y nerviosismo que solo los aficionados pueden comprender.
Este año, Mike Tomlin, entrenador en jefe de los Pittsburgh Steelers, enfrenta una situación particularmente compleja. Con una racha de cuatro derrotas consecutivas que culminó con una aplastante derrota ante los Baltimore Ravens el 21 de diciembre, la sombra de sus ocho años sin victoria en postemporada se cierne sobre el equipo.
“Esa es mi historia, no la historia de este colectivo,” declaró Tomlin el lunes, asumiendo la responsabilidad por los pasados fracasos. “Muchos de estos chicos no cargan esas maletas. Yo cargo esas maletas con gusto.” Una declaración que denota la madurez y el liderazgo del veterano entrenador, quien busca disipar la presión sobre sus jugadores.
Los Steelers, con un récord de 10-7, se enfrentarán a los Ravens en el Estadio M&T Bank este sábado, con la esperanza de romper la sequía de victorias en playoffs, la más larga de la franquicia en la era del Super Bowl. La estadística, la novena racha más larga activa en la liga, es un recordatorio implacable de la dificultad del reto.
El patrón de derrotas recientes es preocupante. Los Steelers han comenzado la mayoría de sus juegos con desventajas significativas, un problema que Tomlin intenta abordar con pragmatismo. “Esa es una buena pregunta,” respondió a la pregunta sobre la dificultad para "calentar en el juego". “Parte de ello tiene que ver con algunas de las personas con las que hemos jugado... Parte de ello tiene que ver con nosotros, pero tengan la seguridad de que estamos trabajando extremadamente duro para rectificarlo.”
Las derrotas recientes no se deben a la falta de rivales de calidad. De hecho, los Steelers se enfrentaron a tres equipos de playoffs (Baltimore, Filadelfia y Kansas City) y a un equipo destacado que no llegó a la postemporada (Cincinnati), sufriendo derrotas contundentes en la mayoría de los encuentros. Incluso una remontada contra los Bengals no logra disimular la realidad de un equipo que ha luchado por encontrar su ritmo en las últimas semanas.
A pesar de las dificultades, Tomlin se niega a cuestionar la confianza de su equipo. Señala que la experiencia y los éxitos previos les dan la fortaleza necesaria para sobreponerse a este momento. Sin embargo, el rendimiento contra equipos de élite ha generado cierta incertidumbre. La situación recuerda a la humillante derrota contra Josh Allen y los Buffalo Bills del año pasado, que motivó una significativa renovación de la plantilla, especialmente en la ofensiva.
La posibilidad de reincorporar al mariscal de campo suplente, Justin Fields, a ciertas jugadas, se plantea como una estrategia para recuperar la chispa perdida. Sin embargo, la magnitud del problema trasciende la necesidad de un solo jugador o jugada. Tomlin, con su larga trayectoria, es consciente de la complejidad del reto.
“No sé si estoy buscando consuelo, para ser honesto con ustedes,” afirmó Tomlin, reconociendo la necesidad de asumir la responsabilidad y desarrollar un plan concreto para mejorar el desempeño del equipo. La presión está ahí, pero la lucha por el cambio, también.