Equipos con trayectorias dispares se enfrentan en una lucha por la gloria, dejando atrás meses de trabajo duro y estrategias cuidadosamente planeadas.
Este año, los Pittsburgh Steelers, con su veterano mariscal de campo Russell Wilson al frente, se encuentran en una situación peculiar. Diez meses atrás, una arriesgada pero inteligente apuesta los llevó a incorporar a este jugador, nueve veces seleccionado para el Pro Bowl, tras un par de temporadas desastrosas en Denver. La decisión, inicialmente prometedora, ha generado una montaña rusa de emociones a lo largo de la temporada.
Después de un prometedor inicio, con seis victorias en sus primeros siete encuentros, el equipo experimentó un declive significativo en diciembre, enfrentándose a la élite de la NFL. "No estoy realmente preocupado por... lo que vendrá después o algo por el estilo", declaró Wilson en una reciente entrevista, una frase que resuena con su enfoque en el presente, a pesar de la situación.
La ofensiva de Pittsburgh se tambaleó, promediando solo 14 puntos durante una racha de cuatro derrotas consecutivas. Wilson, a menudo indeciso, jugó tras una línea ofensiva cada vez más vulnerable. A pesar de estas dificultades, los Steelers se encuentran en playoffs, un escenario que, aunque con pocas probabilidades de éxito, representa una oportunidad para el equipo.
La victoria sobre Cleveland el 8 de diciembre los colocó en un 10-3, con el título de la División Norte de la Conferencia Americana a su alcance. Sin embargo, derrotas consecutivas ante Filadelfia, Baltimore, Kansas City y Cincinnati empañaron el panorama, generando dudas sobre la consistencia del equipo. Algunos cuestionan si el éxito inicial fue un espejismo.
Wilson, con la confianza inquebrantable de quien ha levantado el Trofeo Lombardi, asegura que no fue así. Su experiencia de ocho participaciones en playoffs (sólo dos eliminaciones en primera ronda) y "haber tenido la suerte de sostener el Trofeo Lombardi" lo respaldan. Su objetivo ahora es hacer posible que jugadores como T.J. Watt y Minkah Fitzpatrick, ambos Pro Bowlers, experimenten el triunfo en postemporada.
Para lograrlo, Wilson y el coordinador ofensivo, Arthur Smith, deben recuperar el "Let Russ Cook" que brilló en la victoria 44-38 contra Cincinnati el 1 de diciembre. Aquella noche, Wilson lanzó para 414 yardas y tres touchdowns, proyectando una imagen de solidez que actualmente se ve cuestionada. El desafío es inmenso: llegar a Nueva Orleans como un gran desvalido, con una ofensiva que, en fechas recientes, no inspira confianza.
Los Steelers, una vez más, inician los playoffs en campo ajeno, con una misión que parece titánica. El futuro es incierto, la presión es alta y el camino hacia la victoria se presenta complejo y lleno de obstáculos.