Era evidente que algo andaba mal en la cancha.
Los Golden State Warriors, el equipo que alguna vez dominó la NBA, se encuentran en una situación inesperada. Después de dos derrotas contundentes, una por 30 puntos ante los Kings de Sacramento y otra por 114-98 frente al Heat de Miami, la crisis es innegable. Steve Kerr, el entrenador, no andaba con rodeos: “Si no tienes espíritu competitivo, no tienes nada,” declaró, resaltando la falta de garra de su equipo.
El peso de la situación recae sobre los hombros de sus estrellas. Stephen Curry, dos veces MVP de la NBA, reconoció la situación con una honestidad brutal: “Prácticamente dos partidos seguidos en el que estuvimos desaparecidos…hay que tener un sentido de urgencia”. Su mirada, según testigos, reflejaba incredulidad al ver el marcador en uno de los juegos.
Draymond Green, pilar fundamental del equipo, no se quedó atrás. Tras la derrota contra Miami, se dirigió al equipo con un mensaje directo: la necesidad de recuperar su esencia, su identidad como un conjunto dominante. “No podemos ser oportunistas, tenemos que profundizar, tenemos que encontrar nuestra esencia,” según lo relatado por Trace Jackson-Davis.
Las estadísticas hablan por sí solas. Un 40.8% de tiros de campo, con apenas 14 de 50 triples anotados, reflejan la falta de precisión y eficiencia que caracteriza a este equipo en sus mejores momentos. Curry, lejos de señalar culpables, hace un llamado a la responsabilidad colectiva: “Al final del día somos un equipo y todos estamos vinculados, todos somos responsables de los resultados…”
La situación no es sencilla. Con un récord de 18-18, los Warriors se encuentran empatados en el noveno lugar de la Conferencia Oeste, una posición que los deja lejos de las aspiraciones de campeonato que tenían al inicio de la temporada. A esto se suma la ausencia de Jonathan Kuminga por lesión, mientras que se espera el regreso de Gary Payton II y Brandin Podziemski.
La frustración se palpa incluso entre los aficionados, que abandonaron el Chase Center antes de tiempo en ambos partidos. Kerr resume el problema en una frase contundente: “Creo que estamos sufriendo una crisis de confianza en este momento, francamente.” La recuperación requiere más que talento; demanda una revitalización del espíritu competitivo que alguna vez los caracterizó.
El equipo, acostumbrado a la gloria, enfrenta ahora un reto fundamental: recuperar la esencia que los llevó a la cima. El camino hacia la reconstrucción es incierto, pero la necesidad de un cambio es innegable.