Este despliegue de seguridad se ha hecho especialmente visible en las últimas horas con la llegada del partido de la Liga de Campeones entre el Lille y el Feyenoord. La Prefectura del Norte ha informado de una situación particular relacionada con la hinchada visitante.
Se ha confirmado que 86 aficionados del Feyenoord se han visto impedidos de entrar a Francia, mientras que 30 han sido arrestados. Las autoridades francesas justificaron estas medidas, señalando la confiscación de "pirotecnia y varios objetos que podrían ser utilizados como armas" durante los controles fronterizos.
El Ministerio del Interior francés emitió una declaración oficial explicando la prohibición de entrada para los aficionados del Feyenoord. Se argumenta que existe un "riesgo real y serio de confrontación" entre las aficiones de ambos clubes, basándose en antecedentes de violencia en partidos anteriores.
Las autoridades francesas remarcaron que los desplazamientos de la afición del Feyenoord suelen estar marcados por "disturbios del orden público debido al comportamiento violento de ciertos seguidores o individuos que afirman ser seguidores de este equipo". Se mencionaron incidentes específicos, como los enfrentamientos en mayo de 2022 entre aficionados del Marsella y del Feyenoord en el Stade Velodrome, y los altercados en el centro de Lille en 2010 tras un encuentro contra el Levski Sofia.
Estos antecedentes, sumados a la planificación de seguridad para el partido, dan una idea de la complejidad logística y de seguridad que supone albergar eventos deportivos internacionales de esta magnitud. La situación ha generado un debate sobre la convivencia entre el fervor deportivo y la necesidad de mantener la seguridad pública.