Saquon Barkley, ese es el nombre que resuena en ese espacio. Dos fotos enmarcadas, una contra los Commanders y otra contra los Rams, dominan la escena. Debajo de cada una, una cinta adhesiva con mensajes inequívocos: “EL ELEGIDO” y “NUESTRO SALVADOR”. Fue un compañero de equipo quien creó este altar, una mezcla de broma y homenaje a una temporada histórica.
Las estadísticas hablan por sí solas: 2.005 yardas terrestres y siete acarreos de touchdown de más de 60 yardas (incluyendo postemporada). Se encuentra a solo 30 yardas del récord histórico de la NFL en yardas terrestres por temporada (incluida postemporada), actualmente en poder de Terrell Davis. Barkley acumula 2.447 yardas, mientras que Davis alcanzó las 2.476 en 1998. “Lo único que lo hace especial es ganar un Super Bowl,” confesó Barkley.
Su pasado con los Giants de Nueva York, ahora parece un lejano recuerdo. El programa "Hard Knocks" capturó el momento crucial: el gerente general de los Giants, Joe Schoen, le comunicó que no le harían una oferta, dejando a Barkley libre para explorar el mercado. Esta decisión lo llevó a los Eagles con un contrato de tres años y 26 millones de dólares garantizados, el más lucrativo para un corredor en la historia de la franquicia.
El contraste es llamativo: sin Barkley, los Giants finalizaron con un decepcionante récord de 3-14. Mientras tanto, Barkley se convirtió en el noveno jugador en la historia de la NFL en superar las 2.000 yardas terrestres. Chris Johnson, quien lo felicitó por el logro, aseguró: “No hay diferencia. Saquon ha sido Saquon desde que está en la liga.”
A pesar de la tentación de perseguir el récord de Eric Dickerson, el entrenador Nick Sirianni decidió darle descanso a Barkley en el último partido de temporada regular. “Su objetivo era conseguir un Super Bowl. Puedes decir que eso es en lo que está centrado todo su pensamiento,” explicó Johnson. Ahora, con 28 años recién cumplidos, Barkley se enfrenta a la defensa de los Chiefs, una muralla que no ha permitido a ningún corredor superar las 90 yardas en un partido. “No permitirle [a Barkley] hacer eso será realmente importante para nosotros,” advirtió el coordinador defensivo de los Chiefs, Steve Spagnuolo.
La tensión es palpable. El Super Bowl se aproxima, y la capacidad de Barkley para eludir la férrea defensa de los Chiefs será clave para el desenlace del partido. Su desempeño definirá si la fe depositada en "el elegido" se convierte en realidad.