El recuerdo del tiroteo del año pasado en Kansas City, que dejó un muerto y cerca de dos docenas de heridos durante los festejos por la victoria de los Chiefs, aún perdura. “Hay muchas personas que lo pensarán dos veces antes de asistir a un evento como ese,” comentó Branson Albertson, un aficionado que junto a su familia posaba cerca de la estación Union, decorada con motivos del equipo. Este incidente, ocurrido a pesar de la presencia de más de 800 oficiales, puso de manifiesto la dificultad de controlar multitudes masivas.
Kansas City, anticipando una posible tercera victoria consecutiva de los Chiefs, planea aumentar su despliegue policial hasta en 200 oficiales adicionales. El alcalde Quinton Lucas anunció que el desfile se realizará a mayor velocidad para minimizar riesgos. Por su parte, Filadelfia, con su legendaria afición, podría engrasar los postes de luz, una medida ya implementada con resultados dispares en el pasado, para evitar que los fanáticos los escalen, tras la trágica muerte de un aficionado que cayó de uno de ellos tras la victoria del campeonato de la NFC.
La alcaldesa de Filadelfia, Cherelle Parker, visiblemente preocupada, hizo un llamado a la prudencia: “No quieres estar en un momento de celebración y que ocurra una tragedia”. Eventos similares en otras ciudades, como los tiroteos en Denver tras el campeonato de los Nuggets y en un estacionamiento tras la Serie Mundial de los Rangers, refuerzan la preocupación por la seguridad en estas celebraciones multitudinarias.
Alex del Carmen, decano asociado de la escuela de criminología de la Universidad Estatal de Tarleton, enfatiza la importancia de aprender del pasado. “Lo que podemos hacer es aprender del pasado y esperar que las lecciones del año pasado hayan sido muy, muy vívidas en la mente de aquellos que van a planificar estos próximos eventos,” señaló Del Carmen, recordando su experiencia con la seguridad en el Super Bowl de 2011 en Arlington, Texas.
El desafío es complejo, especialmente en Kansas City, donde las leyes sobre armas de fuego presentan un obstáculo adicional para las medidas de seguridad. Jason Armstrong, ex jefe de policía con amplia experiencia, destaca la dificultad de vigilar a una multitud de un millón de personas, incluso con un gran número de oficiales: “Cuando tienes tantas personas compactadas en un espacio confinado… es simplemente difícil ver todo, es difícil tener en cuenta todo.”
La planificación de la seguridad para el Super Bowl de este año, en Nueva Orleans, considera el bloqueo de ciertas rutas de tráfico, en parte debido a un incidente con un camión el día de Año Nuevo en la ciudad. La preparación busca una celebración vibrante, pero sobre todo, segura.