Adiós a Chet Lemon: Leyenda del Béisbol Fallece a los 70 Años

Tras una larga batalla contra una rara enfermedad sanguínea que lo aquejó por tres décadas, y varios derrames cerebrales que limitaron su movilidad y habla, el jardinero central falleció el jueves en su casa de Florida a la edad de 70 años. "Estaba durmiendo en su sofá reclinable... simplemente, no respondía," declaró su esposa, Gigi Lemon, al Detroit Free Press.
Su trayectoria es un testimonio de perseverancia. Sus siete temporadas con los Chicago White Sox (1975-1981) y nueve con los Detroit Tigers (1982-1990) lo consolidaron como un jugador clave. Los números hablan por sí solos: un promedio de bateo de .273, 215 jonrones, 884 carreras impulsadas, 973 anotadas y 1,875 hits en 1,988 juegos. Un hito notable: el récord vigente de la Liga Americana para jardineros con 512 outs durante la temporada de 1977. A esto se suma su liderazgo en la Liga Americana con 44 dobles en 1979 y su participación en tres Juegos de Estrellas (1978, 1979 y 1984). Su contribución a la victoria de los Detroit Tigers en la Serie Mundial de 1984, con un bateo de .294, una carrera, una impulsada y dos bases robadas contra los San Diego Padres, quedará para siempre grabada en la historia.
Pero la grandeza de Chet Lemon trascendió el diamante. Su legado incluye la Fundación Chet Lemon, un claro reflejo de su compromiso con el beisbol juvenil. Su regreso a Detroit en septiembre de 2024, para la conmemoración del 40 aniversario del título de la Serie Mundial, a pesar de sus limitaciones físicas, muestra su amor por el deporte y sus compañeros. "Chet era un querido compañero y amigo," afirmó Alan Trammell, excompañero y miembro del Salón de la Fama. "Hoy es un día triste para nosotros. Lo extrañaremos profundamente."
Más allá del atleta excepcional, quedan los recuerdos de un "competidor feroz", según las palabras de su excompañero Lance Parrish, pero también de un "hombre muy amable y siempre con una gran sonrisa". Su vida, desde sus inicios en Jackson, Mississippi, hasta su llegada a Los Ángeles y su selección por los Oakland Athletics en 1972, es una historia de esfuerzo y dedicación que inspirará a futuras generaciones de peloteros mexicanos.
Su paso por los Naranjeros de Hermosillo, campeones de la Serie del Caribe de 1976 en Santiago de los Caballeros, República Dominicana, es otro capítulo que enriquece su ya legendaria trayectoria.