Al-Khelaïfi: Poder, fútbol y controversia en la final de Champions

Más allá de la euforia o la decepción por el resultado del PSG contra el Inter de Milán en Múnich, se encuentra un hombre con una influencia asombrosa en el mundo del deporte y los medios. Al-Khelaïfi, a sus 51 años, no solo preside el Paris Saint-Germain, sino que ostenta cargos clave en la Asociación de Clubes Europeos (ECA), en el comité de estrategia de la UEFA, y dirige el grupo de medios beIN Media Group. Este último detalle es crucial: beIN posee los derechos exclusivos de transmisión de la Champions League en Oriente Medio, Norte de África y gran parte del Sudeste Asiático, un mercado con millones de espectadores.
Su pasado como tenista profesional, aunque con una trayectoria relativamente modesta (llegó a ocupar el puesto 995 del ranking ATP, jugando incluso contra figuras como Thomas Muster), le abrió puertas inimaginables. Su relación con el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, el emir de Qatar, fue clave en su ascenso meteórico en el mundo del fútbol. De hecho, su biografía, que incluye un periodo como “director de adquisiciones de derechos” en Al Jazeera Sport, está intrínsicamente ligada al auge de Qatar en la escena deportiva internacional, coincidiendo con la adquisición del PSG en 2011 tras la obtención de los derechos de la Copa Mundial 2022.Pero su poder trasciende el fútbol. Al-Khelaïfi también es ministro en el gobierno de Qatar, director del fondo soberano de inversión Qatar Investment Authority (QIA) y presidente de Qatar Sports Investments (QSI), la entidad propietaria del PSG. Incluso participa en el mundo del pádel, impulsando las ambiciones de este deporte para llegar a los Juegos Olímpicos de 2036, que Qatar aspira a albergar. La presencia de Thomas Bach, presidente saliente del Comité Olímpico Internacional, en Múnich como invitado especial, resalta la envergadura de su influencia.
Sin embargo, su camino no ha estado exento de controversias. Investigaciones en curso en Francia, acusaciones de conflictos de interés por su posición en la UEFA y la ECA, y enfrentamientos con otros líderes del fútbol, como John Textor, dueño del Olympique Lyonnais, marcan un perfil complejo y multifacético. A pesar de las absoluciones en Suiza por cargos de corrupción, su figura sigue generando debate. El sábado, en Múnich, la final de la Champions League será solo un episodio más en su fascinante, y a menudo turbulenta, carrera.