Palestina: Sueño mundialista truncado, pero la esperanza persiste

Esta semana, presenciamos una historia que lo ejemplifica a la perfección, un relato que entrelaza la pasión por el fútbol con la cruda realidad de un conflicto bélico.
La selección palestina, un equipo clasificado número 101 a nivel mundial, se encontraba en la cúspide de su sueño: la clasificación a la Copa Mundial. Oday Dabbagh, delantero estrella y jugador del Aberdeen escocés, lideraba a un equipo que, contra todo pronóstico, había logrado victorias importantes ante Irak y Kuwait.
El 10 de junio, en Amán, Jordania, el ambiente era electrizante. Un triunfo frente a Omán los colocaría en la fase de playoffs. Durante 97 minutos, los palestinos mantuvieron la ventaja 1-0. La euforia era palpable, pero un giro inesperado cambió el rumbo del partido. Un polémico penalti otorgado a Omán en los últimos instantes del encuentro empató el marcador, 1-1, sepultando las ilusiones palestinas.
“Era enorme para nosotros llegar a la siguiente etapa”, declaró un desconsolado Dabbagh a la Associated Press, reflejo del sentimiento general del equipo. Inmediatamente después del silbatazo final, jugadores y aficionados se hundieron en la tristeza. La Asociación de Fútbol de Palestina (PFA), aunque presentó una queja formal ante la FIFA, no pudo revertir la situación.
El entrenador Ihab Abujazar, con un dejo de orgullo a pesar del desenlace, resumió el sentir de una nación: “Los heroicos jugadores son nuestro orgullo y gloria, un símbolo de todo lo que es hermoso en la nación palestina”.
Este camino hacia la clasificación estuvo marcado por dificultades impuestas por la guerra entre Israel y Hamás. La imposibilidad de jugar en casa, en Gaza o Cisjordania, obligó al equipo a disputar sus partidos como local en Amán, una ciudad con una significativa comunidad palestina. “Es más fácil jugar en tu casa”, explicaba Dabbagh, “pero las circunstancias allí son tan difíciles que elegimos jugar en Amán”.
La situación es aún más compleja considerando la ausencia de una liga local en los territorios palestinos desde el inicio del conflicto, con cientos de atletas entre las víctimas y las instalaciones deportivas destruidas. “Todo lo que sucede nos entristece a todos”, afirmaba Dabbagh. “Como jugadores, tratamos de concentrarnos en el fútbol, pero usamos lo que está sucediendo como motivación para traer felicidad al pueblo de Palestina”.
La mayoría de los 27 jugadores de la selección palestina militan en clubes extranjeros, un reflejo de la situación. A pesar de la derrota, el equipo ya se encuentra enfocado en la Copa Asiática 2027, un nuevo objetivo en el horizonte para estos atletas que representan más que un equipo: representan la esperanza de una nación.
Dabbagh concluye con una frase que resume la resiliencia del espíritu palestino: “Seguiremos usando el fútbol como un mensaje para mostrar al mundo que hay otras cosas en Palestina. Seguiremos adelante. El sueño no ha terminado, solo está retrasado.”