Mágico inicio de FAOT, en álamos

Ante miles de espectadores este viernes se inauguró la edición número 30 del Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado

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Álamos, Son.

Ante miles de espectadores este viernes se inauguró la edición número 30 del Festival Cultural Alfonso Ortiz Tirado.
Con buenos auspicios y una asistencia multitudinaria se inició la trigésima y conmemorativa edición del Festival Alfonso Ortiz Tirado aquí en Álamos, Sonora.
El contexto fue perceptible desde la elección misma del escenario: por vez primera en estos treinta años del FAOT, la gala inaugural no ocurrió en el tradicional espacio del patio del Palacio Municipal, sino en el Callejón del Templo, asociado usualmente en el FAOT (aunque con excepciones) a los eventos de música popular.
Se comentó que la elección del escenario tuvo algo que ver con una petición del tenor Fernando de la Mora, uno de los protagonistas de esta singular noche inaugural, quien quiso compartir su canto con más gente y remarcar el ambiente festivo al presentarse en un espacio menos formal y más flexible que el Palacio Municipal de Álamos.
Así, el programa que Fernando de la Mora compartió con la destacada soprano mexicana Olivia Gorra resultó de principio a fin un asunto de gran atractivo para un público muy conectado a ciertos ámbitos del repertorio de canciones tradicionales.
A lo largo de su presentación, los dos cantantes estuvieron acompañados por la Orquesta Filarmónica de Sonora, que trabajó bajo la batuta del experimentado director Enrique Patrón de Rueda, quien a lo largo de los años ha desarrollado un colmillo” singular en el acompañamiento de cantantes en todo tipo de repertorios.
Hablando de repertorios, una mirada al programa que interpretaron Gorra y De la Mora permite apreciar algunos hilos temáticos o conductores, que le dieron un perfil variado y a la vez sistemático a esta gala inaugural del FAOT 2014. Uno de estos hilos, el más tenue y menos destacado de la noche, fue el de la música puramente orquestal; la OFS abrió el programa con la polka Rayos y truenos de Johann Strauss Jr., y en uno de los intervalos entre canción y canción ejecutó el infaltable Huapango de José Pablo Moncayo, pieza que a pesar de todos los pesares sigue siendo de gran atractivo para el público, y un éxito incuestionable para quienes lo interpretan.
Una segunda vertiente de la gala de anoche fue la de la música estrictamente operística, área en la que los cantantes fueron parcos y hasta cierto punto reservados: el intenso dueto de amor de la ópera Romeo y Julieta de Charles Gounod, y el famoso Brindis de la ópera La Traviata, de Giuseppe Verdi.
El resto del programa, evidentemente calibrado para máximo impacto popular, puede dividirse en varios apartados. Por un lado, un poco de canción italiana (con énfasis en lo napolitano), con Torna a Sorrento, Non ti scordar di me y Con te partirò (ésta última cantada por Olivia Gorra en su versión en español, como Por ti volaré).
En otro renglón de este popular programa podrían quedar las canciones románticas del tipo que algunos especialistas han llamado la canción fina mexicana”, con la presencia de piezas de Álvaro Carrillo, Alfonso Esparza Oteo, Lorenzo Barcelata, María Grever y Gonzalo Curiel.
Y como platos auténticamente fuertes, tres pilares de la música popular mexicana, ídolos indiscutibles de nuestra canción, que fueron sonoramente coreados por el público, un poco por iniciativa propia y un mucho a convocatoria expresa de Fernando de la Mora: José Alfredo Jiménez, a través de cuya música el concierto se transformó por momentos en una virtual noche de copas y mariachi; Agustín Lara, figura indispensable de nuestro imaginario musical urbano, de arrabal y cabaret; y Juan Gabriel, uno de los pocos ídolos populares auténticos y de arraigo universal en nuestro país.
A todo ello habría que añadir tres números que redondearon la velada con las infaltables alusiones mexicanistas y regionalistas, que fueron especialmente apreciadas por el público que abarrotó desde temprana hora el Callejón del Templo: México lindo y querido, Viva México, y Sonora querida. Cálido y carismático como siempre, Fernando de la Mora condujo este concierto popular con muchas tablas y tuvo en Olivia Gorra una colaboradora ideal.
En la parte protocolaria, la velada inició con Fernando de la Mora recibiendo, emocionado, la Medalla Alfonso Ortiz Tirado.
Recordó a la clase política mexicana que lo que se destina a la cultura no es un gasto, sino una inversión; y de manera contundente, dijo algo que en estos tiempos y circunstancias tiene una especial relevancia, al afirmar que sólo el arte y la cultura pueden salvarnos de los abismos a los que estamos asomados.

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