Álamos
Durante el quinto día de actividades se realizó un recital de música de Cámara en el Templo.
Al mediodía, la nave del Templo de la Purísima Concepción fue escenario de un impecable, muy satisfactorio recital de música de cámara, que pudiera y debiera ser ejemplo para otros intérpretes y para otro eventos. Se presentaron ahí el pianista Rodolfo Ritter y el violoncellista Vladimir Sagaydo, con un programa camerístico dedicado cien por ciento a la cumbre del romanticismo alemán, con obras de Robert Schumann y Johannes Brahms.
Para iniciar, las Piezas de fantasía de Schumann que, a pesar de su título, se encuentran entre la música más abstracta y pulcra que surgió de su pluma y que son ajenas a cualquier referencia extra-musical.
Después, las conocidas Escenas infantiles, también de Schumann, que quizá causaron alguna sorpresa entre los melómanos enterados ahí presentes. Estas conocidas piezas de Schumann conforman uno de sus ciclos pianísticos más famosos; ¿cómo explicar, entonces, que hayan sido interpretadas en violoncello y piano? Muy sencillo: Ritter y Sagaydo tocaron un muy buen arreglo de las Escenas infantiles realizado por Friedrich Grützmacher.
Después del intermedio, la Sonata Op. 38 de Johannes Brahms, alma gemela de Schumann en más de un sentido. De esta sólida y expresiva obra, así como de las otras dos, Rodolfo Ritter y Vladimir Sagaydo hicieron interpretaciones de primer orden, ateniéndose en todo momento a la convicción de que la música romántica requiere, sí, de expresividad, pero no de aspavientos ni excesos.
Horas más tarde, en el Palacio Municipal, uno de los conciertos que, año con año, se percibe como una sesión de especial interés y atractivo, aunque el público no asista en la cantidad que podía esperarse: la Noche de la Universidad de Sonora, con la presencia de jóvenes cantantes (sonorenses o no) de la Licenciatura en Música, opción Canto, de esa casa de estudios.
De nuevo, un recital sobrio y sencillo en su presentación, con las voces de tres sopranos y un tenor y el acompañamiento al piano a cargo de Héctor Acosta.